Valery Rozov ha llevado a su máxima expresión una nueva modalidad de actividad combinada: el B.A.S.E.-Big Wall. El montañero ruso escaló la semana pasada la vertical pared del Amin Brakk, en el Karakorum, y descendió lanzándose en caída libre desde cerca de su cima.
Rozov voló durante 30 segundos |
El grupo “Russian Extreme Project” planeaba abrir una nueva ruta en la pared pakistaní, pero tuvieron que renunciar a este primer objetivo debido a las difíciles condiciones meteorológicas en las que tuvieron que trabajar.
“Lo único que no logramos cumplir fue abrir una vía completamente nueva”, reconoció Rozov. “A causa del tiempo, en la parte superior de la ruta tuvimos que desviarnos a la variante checa, más fácil y rápida”. De los 33 días que pasaron en la zona, aseguró el líder de la expedición, sólo hubo tres días de verdadero sol. El resto estuvo lloviendo o nevando con diferente intensidad.
De cualquier forma, el equipo ruso, formado por cuatro alpinistas, un cámara y un fotógrafo, invirtió 22 días de trabajo en la pared, 11 fijando cuerda y 11 en la montaña, para superar los 31 largos de los que se compone la vía, de 1.250 metros y un grado de dificultad de A3, 6a.
La cima del Amin Brakk, de 5.850 metros, se alcanzó la tarde del 19 de julio, pero Rozov no pudo saltar hasta tres días después, cuando la meteo ofreció las condiciones idóneas para un salto de semejante envergadura.
El punto de partida no fue la misma cima de la montaña, ya que la parte superior de la pared es más tumbada y no se puede salvar en la caída. De hecho, Rozov estuvo largo tiempo meditando su salto, que se realizó finalmente desde una hamaca ubicada unos 300 metros por debajo de la cumbre.
Saltó 300 metros por debajo de la cumbre |
En las Torres del Trango
Mientras los rusos se encuentran ya en el viaje de regreso a casa, el vasco Adolfo Madinabeitia acaba de regresar al pilar Oeste de las Torres del Trango (6.239 metros) para reiniciar la escalada en solitario de la vía, después de un largo parón por las inclemencias del tiempo.
Los primeros largos le causaron ciertos problemas con el acarreo del petate, pues la pared no ofrece toda la verticalidad deseada para llevar a cabo con la mayor comodidad esta pesada tarea.
A medida que avance, el escalador irá buscando los emplazamientos óptimos para sus vivacs, instalando cuerdas fijas y esperando encontrar neveros de los que abastecerse de agua, ya que una gran parte del peso que arrastra son decenas de botellas de refresco rellenas de agua. La nieve le permitirá aliviar buena parte de ese peso.
“El tiempo ha sido magnífico los pasados días”, aseguró Madinabeitia. “Hasta hoy no hemos visto ni una nube, las temperaturas son suaves para el lugar en el que estamos y propician unas condiciones óptimas para la escalada. Hoy en cambio se ha levantado algo de viento y aparece cierta nubosidad procedente del oeste, que esperamos no sea precursora de un nuevo empeoramiento”.
Fuente: www.mountain.ru, Mendiak eta Herriak