Las lenguas de hielo del K2 devolvieron el martes los restos mortales del alpinista italiano Renato Casarotto, fallecido en 1986 cuando regresaba de su intento a cima en solitario por la vía “Magic Line”. Oscar Cadiach descubrió los restos, que recibieron sepultura en el Memorial a los caídos en el K2.
Casarotto murió en 1986 |
La expedición catalana a la “Magic Line”, que lidera Cadiach, ha querido rendir homenaje al legendario alpinista dedicándole un espacio en el relato de su aventura. Estas son sus palabras:
“Hoy no os hablaremos de nuestra expedición, sino de un gran alpinista que intentó la misma ruta que nosotros, la ‘Magic Line’, en el año 1986. Aquel hombre era Renato Casarotto. El fue uno de los grandes alpinistas de la década de los 80 y participó en expediciones con Reinhold Messner y toda la élite del alpinismo italiano.
Destacó por sus escaladas en solitario y de alta dificultad en el Himalaya, así como en los Gasherbrum, el Broad Peak Norte, el Fitz Roy (Pilar Goretta), el Denali, el Huascarán Norte (vía Casarotto) y en magníficos encadenamientos en los Alpes. Fue un verdadero referente para muchos alpinistas.
Cadiach encontró sus restos en el glaciar Filippi |
La expedición decidió, en aquellos duros momentos, depositar su cuerpo en el fondo de una profunda grieta, al pie del K2, la montaña de sus sueños.
Ayer mismo –el martes-, Oscar, mientras hacía una prospección del glaciar Filippi, bastante cerca del Campo Base, encontró una parte de los restos de Renato. Pese a haber transcurrido 18 años, estos inmensos glaciares, que están en constante movimiento, hicieron emerger de nuevo los restos de este gran alpinista. Fue justo el año pasado cuando también un equipo de alpinistas de Kazajstán recuperó del mismo glaciar la otra parte del cuerpo de Casarotto.
Hoy –el miércoles- de una manera discreta y sentida, hemos procedido a trasladar sus restos al lugar del K2 llamado el “Memorial”, donde se rinde el último homenaje a muchos de los alpinistas que han dejado la vida en esta montaña.
Así es como Goretta, su compañera, quiso que se hiciera. Ella estará presente este año en el K2 y le podremos dar en mano los últimos objetos personales que hemos podido recoger de Renato.
Tan sólo pensamos que hemos hecho la tarea que como alpinistas y como personas nos hubiera gustado que otro hubiera hecho por nosotros”.