Evidentemente, para ello hay que esperar a que se congele, pero incluso entonces dista de ser un paseo: la historia de esta aventura, contada por José Mijares, que junto a José Manuel Naranjo realizó la travesía –quizá por primera vez- Entre Finlandia y Suecia, es todo un relato de aventuras, pero sin rastro de ficción, como demuestran las imágenes.
Testando la firmeza del hielo |
La idea de cruzar el mar Báltico desde Oulu (Finlandia) a Pitea (Suecia) con esquís arrastrando todo nuestro equipo y sin recibir ningún tipo de soporte exterior o avituallamiento era una idea original de mi compañero Jose Manuel Naranjo.
Como no hay antecedentes en nuestro país de esta travesía ni conocemos a nadie dentro de los circuitos polares que lo haya hecho, teníamos, ante todo, una buena cantidad de preguntas .Las capitanías de marina sueca y finlandesa, a las que consultamos antes de nuestro viaje, fueron muy explícitas:
Avanzando sobre las crestas de presión formadas por la marea |
"Desaconsejamos completamente ese viaje; en esa zona norte del Báltico hay 10 puertos importantes, 6 rompe-hielos operando día y noche y mas de 100 cargueros". Junto a la nota, añadían una dramática fotografía de uno de esos rompe-hielos con una tropa de cargueros a su popa capaces de licuar el mar entero bajos sus hélices.En esas condiciones, las características propias de la expedición venían más condicionadas por los agentes externos que por la propia naturaleza del viaje. A pesar de todo no teníamos dudas; seguiríamos con nuestro plan de cruzar el Báltico. Bien pensado, podríamos haber sobrevolado antes la zona en helicóptero, o mirado fotos de satélite. Pero queríamos hacer este viaje con el mismo espíritu que impulsaba a los pioneros. Ir a lo desconocido. Sólo se necesita paciencia e imaginación, y ganas de seguir siempre hacia delante.
Jose Manuel Naranjo, en un momento de la travesía |
El mar Báltico fue un gran lago en la Era Cuaternaria, y hoy en día, aunque encerrado en el golfo de Botnia, cuenta con una minúscula salida al Océano Atlántico en el sur, de apenas 4 kilómetros de ancho, lo que le convierte en el mar con más baja salinidad del planeta. Si unimos a esto las bajísimas temperaturas invernales y su latitud tan septentrional, encontramos las causas por las que permanece congelado durante 4 o 5 meses al año; aunque no siempre se congela completamente según hemos podido saber después. Este año, sin embargo, ha habido unas condiciones climatológicas únicas.
Los meses de Noviembre, Diciembre y Enero habían sido los mas fríos de los últimos 85 años y dejaron un grosor inusual de hielo… que se deshizo a más velocidad en Febrero y Marzo que, curiosamente, resultaron los más cálidos en 40 años.
El peso de la pulka, especialmente patente en zonas de crestas |
Muchas eran pues las incógnitas cuando salimos de Oulu en Finlandia el 3 de Marzo,con equipo suficiente para pasar 15 días en la banquisa. Desde el mismo hotel a orillas del puerto salimos arrastrando las pulkas ante las miradas atónitas de los parroquianos y caminando bajamos al mar helado, perfectamente liso.
Cada uno arrastraba una pulka cargada con 80 kilos y Jose Manuel cargó además, durante todo el viaje, con una tercera pulka vacía que haría las veces de embarcación para esos canales abiertos que podríamos encontrar o incluso para hacer un trimarán, en caso de emergencia, uniéndolas con los esquís. Ganas y una imaginación inagotable eran nuestras únicas armas cuando pusimos la proa de nuestros trineos hacia Suecia, a la ciudad de Pitea, siguiendo siempre sobre el paralelo 65º.