Siguen llegando noticias del Karakorum donde, mientras unos aún están por llegar al pie de las montañas, como la expedición Canarias 8000 al Gasherbrum II, otros van montando Campos de Altura –léase, los andaluces en el K2- y otros ya se han visto obligados a abandonar, tras sufrir edemas o congelaciones.
Remontando el vertiginoso corredor que lleva al muro Kinshofer |
La temporada del Karakorum se ha adelantado este 2003, y ya está en pleno apogeo, con expediciones en diferentes etapas de las ascensiones planeadas. Los comunicados que envían muchos de los equipos que se encuentran allí dan una buena muestra tanto del desarrollo de las expediciones como del estado de ánimo de los propios alpinistas. Además, este modo de comunicación se ha convertido en algo imprescindible para muchos. Un problema informatico , como el que ha sufrido la expedición Andalucía K2, se puede convertir en un imprevisto tan desesperante como el mal tiempo. Los andaluces, no obstante, han podido comunicar vía teléfono satélite que ya han montado el Campo I, a 6055 m., en la ruta del Espolón de los Abruzzos.
Por otra parte la expedición Canarias 8000, que intentará escalar el GII, acaba de llegar a Islamabad. Su ilusión (tal como refleja el comunicado que reproducimos a continuación) contrasta con el sufrimiento de Oscar Gogorza, quien se ha visto obligado a abandonar su intento de ascensión al nanga Parbat, tras sufrir síntomas de edema en el Campo II de la montaña, tal como él mismo cuenta.
El K2, desde el Campo Base de la vertiente pakistaní |
Estos son los momentos más penosos de la gran mayoría de los grandes viajes y expediciones, cuando nos despedimos de nuestros seres queridos, de nuestros hijos, de nuestras parejas, de la familia, en suma. No es extraño que la noche anterior o esa misma mañana tu hija pequeña se te acerque y te diga que no quiere que te vayas o –peor- que quiere ir contigo... En cualquiera de los casos, les aseguramos que por veterano que sea uno en estas lides todo el aplomo y la sangre fría se viene abajo. Es por ello, que más allá de la parte bella y atractiva de la aventura en si misma existe otra cara menos conocida pero muy dolorosa y real: el sacrificio de dejar atrás a los tuyos por la simple idea de hacer realidad un sueño.
De forma que si quieren saber cuál es –en nuestra opinión- el verdadero mérito del grupo y de todos aquellos que comparten esta pasión por las montañas y por los grandes viajes, es el de perseverar en la búsqueda de la felicidad, a pesar de los pesares, de las obligaciones profesionales y familiares, de ser capaz de arriesgar la vida cómoda y sin demasiadas apreturas de nuestro primer mundo por una simple promesa de aventura, en la que no habrá nada material que ganar y -tal vez- mucho que perder. Esta apreciación puede ser aplicada en muchos ordenes de la vida, por supuesto, lo único que nosotros le damos forma de montaña, blanca, fría e indiferente.