Calzado de montaña, alpinismo, senderismo, pies de gato para escalada...I+D aplicado a nuestra seguridad...y disfrute

Los más jóvenes de entre los escaladores, alpinistas, o senderistas, no han llegado a conocer lo que hasta no hace mucho era el suplicio de estrenar botas.
El calzado de montaña tenía que ser resistente, rígido en el caso del alpinismo y la alta montaña. Pero la tecnología no permitía fabricar algo que fuese resistente sin que su peso fuera excesivo. Y tampoco permitía dar la forma más adecuada a los materiales rígidos.
¿El resultado? Más que adaptarse la bota al pie, debía adaptarse el pie a la bota, con dolor, heridas, ampollas, fuertes rozaduras e incomodidad que, si bien iba desapareciendo con el paso del tiempo, nunca llegaba a dejar de estar presente, convirtiendo el uso de calzado de montañismo y alpinismo en algo incómodo, un peaje que había que pasar para disfrutar de la libertad de las cumbres y la naturaleza con seguridad, y que además nos entorpecía en nuestros movimientos y habilidades.
Por eso, por encima de cualquier otro avance en el mundo del material de montaña, senderismo y trekking, sobresale la gran inversión en I+D y materiales que se ha realizado en el calzado. Aquellos que hasta apenas hace 2 décadas tuvimos que sufrir los botones de montaña, nos asombramos al tener en las manos (y principalmente los pies) las botas de última generación. Hormas ergonómicas que ajustan como un guante y que permiten que una bota de alpinismo sea tan cómoda como una zapatilla, materiales resistentes ultraligeros que limitan el peso al máximo sin por ello perder las prestaciones de rigidez y protección necesarias, diseños vanguardistas que maximizan nuestra técnica...
Además de la aparición de los nuevos tipos de calzado: zapatillas de carreras por montaña y trekking, botas de trekking duro que permiten andar, pero también transitar con seguridad por los dosmiles y tresmiles de verano.
La nueva generación de botas y zapatillas nos hacen la vida mucho más fácil, porque afectan directamente a nuestra comodidad, y eso nos permite disfrutar mucho más de nuestras incursiones en la montaña y la naturaleza. Pero el resultado final de todo ello afecta a nuestra seguridad: las botas pesan mucho menos, lo que limita nuestro cansancio y mejora nuestra destreza, la ausencia de puntos de dolor nos permite realizar con total libertad los apoyos del pie, y el diseño adecuado nos da una habilidad sobre el terreno por el cual antes teníamos que andar como montados en un tanque.
¿Y qué decir de los pies de gato para escalada? Hasta los 70 no se popularizó su uso, que permitió la revolución del mundo de la escalada y el grado. Antes se escalaba con bota de alpinismo en donde se podía, y si no con alpargata. Imaginemos lo que supuso abrir el Espolón del Firé, en Riglos, para Rabadá y Navarro, calzados con alpargatas de esparto. Los pies de gato trajeron la posibilidad de los primeros séptimos, universalizaron el Vº, y son absolutamente decisivos en todo lo que vino después y en la situación actual, en la que la mayoría alcanza el 6º, y los mejores el 9b+...
Aquí tenéis nuestra selección. Decir que son marcas de confianza es decir poco. Os invitamos a que visitéis las páginas de marcas, en las que contamos su historia. Descubriréis algunas cosas que os asombrarán. Por ejemplo...¿sabíais que Garmont lleva fabricando botas, en el mismo lugar y por la misma familia propietaria... desde ¡1867!. ¿O que La Sportiva y Scarpa están cercanas a sus 100 años de historia, y Salomon casi a los 70 años fabricando calzado desde los Alpes?¿O que la marca Bestard sigue fabricando de forma semiartesanal sus botas y zapatillas de montaña en el corazón de la isla de Mallorca?
¿Cómo no confiar en ellos?