A continuación vamos a detallar algunos aspectos generales de lo que desde el ámbito fisioterápico se puede hacer, y afortunadamente se hace, ante algunas de las lesiones más frecuentes en la práctica deportiva.
Pero por centrar un poco el tema, y proseguir con el tema que nos está llevando estos últimos artículos, vamos a tratar de profundizar en aquellas lesiones que con más frecuencia se dan en el ámbito de esquí de pista.
Con esto no se pretende dar unas pautas de rehabilitación o un protocolo para recuperar lesiones, pues es bien sabido que en estas actuaciones, la base principal es, además de conocer los pormenores y particularidades de cada caso, poder aplicar un tratamiento individualizado para cada persona y sus circunstancias de salud.
Aun así, es bueno que todo el mundo pueda tener una referencias. Y aunque es evidente que quien mejor las pueda dar es quien realmente está en contacto directo con el caso, es decir, los profesionales sanitarios, el conocer un poco más lo que nos puede ayudar a salir de un problema de salud...verdaderamente es empezar a afrontarlo convenientemente. Esta, al menos, es mi opinión y forma de ver las cosas.
Empezaremos entrando en materia por la primera pregunta que nos puede venir a la cabeza.
¿Pero cuales son esas lesiones que porcentualmente representan mayores índices en la práctica clínica cotidiana?.
Estos son, a grandes rasgos, dos fundamentales:Por un lado, la gran importancia porcentual de las lesiones de rodilla, las que vienen a representar hasta más de la mitad de los casos atendidos. Este aspecto, para los que hayáis leído los últimos artículos sobre esquí no os resultará desconocido.Secundariamente a este punto, destacar que las lesiones de rodilla que más se repiten son aquellas que atañen a lesiones ligamentosas, fundamentalmente del ligamento interno, las fracturas de meseta tibial, y después, un poco menos frecuentes, las de menisco. En todos estos casos no entro a valorar el tipo de lesión concreto. Por ejemplo, en lesiones de ligamentos, no pretendo ver el grado del esguince, o en las fracturas tibiales el tipo de fractura en concreto. Por otro lado, el que la gran mayoría de los casos presentaban roturas y/o luxaciones. Esto es así en 17 de las 22 lesiones que al menos tienen un porcentaje de consulta del 0,75% del total de consultas.De este último punto se puede sacar, para empezar, una clara conclusión, y que no es otra que de no haber una causa mayor, como una fractura o luxación, algo que verdaderamente nos produzca incapacidad para dejar de esquiar o incluso abandonar la estación, no se consulta. O por lo menos no se consulta hasta volver al domicilio habitual con el médico.Personalmente, me consta que ante lesiones consideradas “banales”, como tendinitis, esguinces, contusiones, distensiones musculares...las personas deportistas, no suelen hacer demasiado caso. Claro, que esto puede desembocar en agravamientos o mayor facilidad para futuras lesiones de mayor importancia.
Una vez encuadrado el “entorno patológico”, vamos a ver lo que la fisioterapia puede hacer para coadyudar en la máxima recuperación que el caso permita.