Una de las cuestiones que más controversia suscita en los medios sanitarios es la elección del uso de escayolas, vendajes funcionales o incluso ciertas órtesis ante una lesión deportiva. Así mismo, en el propio mundillo de los deportistas hay bastante desinformación al respecto de porque deben usarse unos u otros, y con qué finalidades.
El vendaje se ajusta perfectamente a cada persona, pero hay que cambiarlo cada cierto tiempo |
En los próximos dos artículos, vamos a tratar de dar un enfoque objetivo de cuando se deben y como se deben emplear unos u otros materiales. Como veréis, fácilmente se pueden enfrentar opiniones de quienes se inclinan hacia el uso de unos u otros.
En este primer artículo proponemos dar unas pautas sobre lo que los vendajes funcionales son y representan, para abordar en la segunda entrega beneficios e inconvenientes de unos y otros, aunque fundamentalmente hacer una comparativa entre los vendajes y el uso de órtesis como tobilleras, rodilleras, coderas...
Estos vendajes limitan el movimiento lesivo, protegiendo las estructuras lesionadas, sin por ello restar funcionalidad al segmento corporal |
Las principales acciones sobre la lesión que presentan este tipo de vendajes podemos clasificarlas en tres grandes grupos.1.-Acción mecánica, la más evidente de todas ellas y que centra sus objetivos en limitar el movimiento lesivo, protegiendo las estructuras lesionadas, sin por ello restar funcionalidad al segmento corporal. De aquí precisamente reciben su nombre de “vendaje funcional”.2.-Acción propioceptiva (ver artículo sobre propiocepción), que se centra en las sensaciones que recibimos por la presión sobre nuestras estructuras internas, y sobre el plano cutáneo. Esta acción favorece a su vez la tercera y última de ellas.3.- Acción psicológica, que se ve favorecida por la sensación de sujeción y firmeza que el vendaje nos da. Este aspecto es muy importante de controlar, pues hay quien llega a tener verdadera adicción por esta protección externa.De todo esto podemos empezar a sacar algunas conclusiones, lo que vamos a ir clasificando según sean ventajas o inconvenientes.Como principales ventajas, podemos hablar de varios aspectos.La principal ventaja del uso de estos vendajes es que nos pueden permitir un uso tanto terapéutico, es decir, con fin curativo, o recuperador, rehabilitador..., como un uso preventivo. Tanto podemos usarlo para ayudar a recuperar un esguince de tobillo como para prevenirlo.
Así mismo, como parte del proceso terapéutico, la principal ventaja es que nos permite ser muy selectivos en su uso, es decir, que podemos usarlo para actuar ante una lesión concreto, permitiendo la funcionalidad del resto de las estructuras adyacentes, evitando con ello todas las indeseables secuelas que se producen cuando nos vemos obligados a recurrir a una inmovilización total. Entre estas secuelas caben destacar la atrofia muscular, la perdida propioceptiva y la osteoporosis en casos más prolongados. Evidentemente, si la aplicación de un vendaje nos permite seguir usando esa pierna, o tobillo, o mano...sin perjuicio del proceso terapéutico, pues no tendremos que preocuparnos posteriormente de potenciar ese músculo, volver a restablecer el circuito propioceptivo...y todo lo demás.Cuando el uso es preventivo puede usarse unilateralmente un vendaje funcional, pero cuando hablamos de un uso terapéutico, este debe complementarse inexcusablemente con otras técnicas, en función de la lesión |
Otra de las ventajas radica en que al ser vendajes que se realizan “sobre el individuo”, nos aseguramos que sea totalmente individualizado. Físicamente, cada persona tenemos una forma o características. El vendaje se ajusta perfectamente a ellas, y tan efectivo será en una persona joven, delgada y deportista como en un adulto, obeso y sedentario. Una gran ventaja frente a las “tallas” de otros artículos bien conocidos.En resumen, que nos permite individualizar, tanto el tratamiento como su aplicación sobre las características personales de cada persona.
Pero, como todo, también podemos hablar de algunos inconvenientes.En mi opinión hay uno fundamental: la necesidad de recambiarlo.Un vendaje funcional pierde su efectividad en unos días (según el uso), incluso en algunas horas. El vendaje se deforma, puede despegarse según las condiciones de uso, y esto nos exige el cambiarlo por otro, lo que encarece el proceso, ya que hablamos de materiales no muy baratos. Un vendaje funcional, entre el coste de los materiales y la “mano de obra”, puede salir entre 1.500 y 6.000 Ptas., aunque esto varía mucho de unos a otros.Además la colocación de uno de estos vendajes debe ser realizada por un buen profesional, que no sólo conozca la técnica, sino que tenga los conocimientos suficientes de anatomía, traumatología, deporte... realmente no es fácil llegar a dominar la técnica, y sólo la práctica continuada nos llevará a hacer de esta técnica una medida totalmente eficaz.Por último, aunque más que un inconveniente es una limitación, debe valorarse muy bien cuando una lesión es susceptible de ser tratada, entre otras técnicas, con este tipo de contención, y cuando debe ser abordada con otro tipo de contención más estricta, como por ejemplo una escayola.Estos vendajes nos pueden permitir un uso tanto terapéutico, como preventivo |
Tan malo o más puede ser el tratar un esguince de tercer grado, con rotura total de fibras, gran afectación capsular, derrame, tendinitis asociadas... con uno de estos vendajes como el inmovilizar totalmente una articulación con un esguince leve, de primer grado, que tan apenas es más de una torcedura. Cada material tiene su función.Ni se deben matar las moscas a cañonazos ni los elefantes con la navaja.Por todo ello, procuraremos estar bien seguros de que quien nos recomiende, o nos ponga un vendaje funcional sea un profesional, una persona capaz de valorar las ventajas e inconvenientes del uso de dicho vendaje, y además saber incluirlo en un tratamiento global.
Cuando el uso es preventivo puede usarse unilateralmente un vendaje funcional, pero cuando hablamos de un uso terapéutico, este debe complementarse inexcusablemente con otras técnicas, en función de la lesión de la que estemos hablando. Un ejemplo: un vendaje funcional no cura por sí solo un esguince de tobillo, ni una periostitis, ni una tendinitis. Ayuda y forma parte del proceso rehabilitador, pero no es en sí mismo ese proceso.En el siguiente artículo, valoraremos todos estos aspectos que ya hemos apuntado en este. Trataremos de valorar cuando se hace recomendable el uso de este u otro medio.Quizás la recuperación nos marque la conveniencia de usar ambos, uno tras otro.Como siempre, las particularidades de la lesión y la individualidad de cada uno de nosotros nos orientará sobre los caminos terapéutico a recorrer.