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El escalador escocés Michael Kosterlitz, Premio Nobel de Física

Además de sus aperturas en Alpes y el Valle del Orco en los años 70, suya es la primera repetición de la Directa Americana al Dru en 1966.

Credit: Aalto University, Johanna Lassy
El escalador Michael Kosterlitz, Premio Nobel de Física 2016. Credit: Aalto University, Johanna Lass

A finales de los años 60 un joven de Aberdeen se situaba en la vanguardia de la escalada europea. Iniciado en los arcanos éticos de la escalada escocesa, pronto dio el salto a los Alpes, en donde en 1966 consiguió junto a Mick Burke la primera repetición a la Directa Americana al Dru, o una nueva vía -apenas vuelta a escalar, debido a su compromiso- en la Norte del Piz Badille (Via degli Inglesi, ED, 1968).

Sus estudios posdoctorales le llevaron al Politécnico de Turín. Durante su estancia italiana comenzó una fructuosa labor como aperturista en el mundialmente conocido Valle dell’Orco, el Yosemite italiano, introduciendo además el búlder en la zona; hoy en día, el bloque clásico más famoso de este valle sigue siendo la Fisura Kosterlitz.

“Fue increíble, simplemente increíble. Había una serie continua de paredes de granito, cada una más bella y más alta que la otra, y en ellas todo estaba por escalarse: todo. Fue como descubrir un Yosemite al lado de la puerta de mi casa. Para mí, acostumbrado a las pequeñas paredes de Gales y Derbyshire, en las que además hasta la última presa ya estaba explotada, fue como encontrar el paraíso en la tierra. Solo tenía que decidir adonde ir. Era absolutamente increíble que aún hubiera lugares como ése.", afirmó años después el flamante Nobel.

Movido por su pasión, sus descubrimientos y aperturas, y los nuevos aires que recorrían el mundo desde Yosemite, inició el movimiento “Nuovo Mattino” (Nueva Mañana), que se postulaba a favor de la ética en la escalada, la creatividad, la innovación en los materiales y la escalada libre frente a los en ese momento caducos valores del nacionalismo y la heroicidad en el alpinismo.

Dio el paso a Estados Unidos como investigador de la Universidad de Brown (en donde aún permanece como poseedor de la plaza Harrison E. Farnsworth como Profesor de Física), y en Yosemite escaló muchas de las grandes vías del momento, además de realizar algunas aperturas también clásicas, como la espléndida fisura Kosterlitz-Highbee en los Bugaboos.

Serios problemas de salud le apartaron de la escalada, centrando sus esfuerzos en la investigación, que le han valido el Premio Nobel de Física 2016.

Sin embargo, es conveniente destacar que la base de sus hallazgos, y por lo que se le ha concedido el Premio Nobel, según destaca la Academia Sueca, fueron llevados a cabo en el año 1972, en la época de mayor actividad alpinística por parte de Kosterlitz, cuando descubrió el Yosemite italiano a la puerta de su casa, demostrando que el amor y la pasión por la montaña no es incompatible con la investigación.

Premio Nobel

Le ha sido concedido, junto a Duncan Haldane y David J. Thouless, por revelar los "secretos exóticos de la materia". En el fallo se destaca que el galardón se les concede a estos tres científicos británicos "por los descubrimientos teóricos de las transiciones de fase topológica y fases topológicas de la materia". Las transiciones de fase suceden cuando la materia cambia de fase, como cuando el hielo se derrite y se convierte en agua o el agua se evapora.

En 1972, Kosterlitz y Thouless identificaron un tipo de transición de fase completamente nueva en sistemas bidimensionales en los que los defectos topológicos desempeñan un papel fundamental. Estas teorías ayudan a entender el funcionamiento de algunos tipos de imanes y de fluidos superconductores y superfluidos. Según afirma la Academia Sueca, “han impulsado la investigación de frontera en física de la materia condensada, en gran parte por la esperanza de que podrán utilizarse en nuevas generaciones de productos electrónicos y superconductores o en futuros ordenadores cuánticos”

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