7 de junio de 2013. El Nativo de Alaska Walter Harper se convertÃa, seguido por sus 3 compañeros, Harry Karstens, Hudson Stuck y Robert Tatum, en la primera persona en pisar los 6.194m de la cumbre del Denali, o McKinley.
Eran otros tiempos. También otras personas. Ni la aproximación, ni la escalada, ni los medios...nada era como ahora.
Este video que reproducimos por cortesÃa del Servicio Nacional de Parques Nacionales de Estados Unidos cuenta la historia de aquellos hombres y aquellos tiempos, rindiéndoles el debido homenaje, permitiéndonos recordar con nostalgia la legendaria era de la exploración de las zonas vÃrgenes del planeta. Para ello se sirven de las imágenes que sobrevivieron al incendio de su depósito.
Como veréis, no fue el único contratiempo que tuvieron que superar, en una expedición inolvidable, desde la aproximación de 90km con perros y trineos a través del Wilderness ártico hasta la supervivencia alimentaria tras 93 dÃas a su suerte.
Debido al interés, hemos decidido traducir Ãntegramente la locución, frase a frase.
WHY CLIMB?
¿POR QUÉ ESCALAR?
¿Cuál es el motivo por el que se escala una montaña?
¿Que es lo que se supone que se aprende en esa experiencia?
Para 4 hombres que ahora hace 100 años, el 7 de junio de 1913, puede que pisar por primera vez la cumbre del McKinley, la montaña más alta de Norteamérica, fuera una cuestión de prestigio.
El Denali no es una montaña muy técnica, pero puede convertirse en una de las montañas más exigentes del planeta debido a que el viento y la meteo puede ser extremadamente frÃos e impredecibles.
A fecha de hoy, sólo la mitad de las personas que lo han intentado han conseguido la cima.
Asà que ahora imaginad lo que supuso la ascensión hace 100 años, en 1913, 4 años antes de que el Congreso americano creara el Parque Nacional del Monte McKinley.
Antes de 1913, 8 expediciones previas no consiguieron su objetivo de alcanzar la cumbre. Estaban compuestas por escaladores expertos, aventureros...y por algún que otro buscavidas. Lo que diferenciaba al equipo de 2013 de los anteriores era que todos estaban muy curtidos en los grandes espacios de Alaska en invierno.
Para estos pioneros no hubo vuelo de 40 minutos desde Talkeetna hasta el campo base del Glaciar Kahiltna, a 2.149m de altura, como ahora. Su ascenso y descenso no se hizo en la media actual, de 17-21 dÃas. En su lugar, la expedición de Stuck-Karstens comenzó con un viaje de 90km con perros y trineos a través del Wilderness de Alaska, desde Nenana, ascendiendo por el Glaciar Muldrow, subiendo cada vez más arriba una tonelada de abastecimientos en depósitos.
Tuvieron que cortar y acarrear madera para combustible hasta su campo base, muy lejos y mucho más arriba de la lÃnea de vegetación. Tuvieron que cazar caribús para fabricar cientos de bolas de Pemmican, (una bola de grasa y carne) que les sirvieron de alimento durante sus 77 dÃas en la montaña.
En total el viaje les llevó 93 dÃas, comenzando en invierno, a través de la primavera, y entrando en el verano. La expedición tuvo que afrontar desafÃos más allá de la montaña en sÃ, y condiciones muy duras.
Los lÃderes de la expedición se pelearon, en ocasiones de forma muy estridente.
Un incendio en uno de los almacenamientos les quemó las tiendas de campaña de seda, ropa, abastecimientos cruciales, preciosa pelÃcula y equipo fotográfico.
Se encontraron con que, el año anterior, un terremoto habÃa destruido la ruta más fácil, la que habÃan seguido las expediciones anteriores. En lugar de un fácil paseo, tuvieron que pasarse semanas tallando escalones durante 5km, a través de un caos de hielo, rocas y detritus glaciares.
Y entonces, la noche antes de cumbre, 3 de ellos cayeron enfermos, vÃctimas de la mala cocina del cuarto...
Tras sólo unas pocas horas de tenso descanso, a las 3 de la mañana partieron hacia cima, cuando la temperatura era de -30ºC. Un viento del norte que cortaba soplaba tan fuerte ese dÃa que casi les arrancaba del suelo y les tiraba por la pendiente helada.
Pero después de 10 horas de trabajo lento y extenuante, consiguieron su objetivo.
Sin duda, la expedición Stuck-Karstens se ganó un lugar en la historia.
Pero ¿qué más podemos aprender de su aventura?
Preparación
Si hablamos de trabajo previo, y trabajo duro, los lÃderes tuvieron que gestionar mucho de ambos.
Indagaron en la experiencia de otros, y estudiaron los errores para evitar repetirlos.
Enfocaron todo desde una mejor perspectiva, y pusieron mucha atención en los detalles.
Inventiva e ingenio
Cuando buena parte de sus suministros ardieron, respondieron al contratiempo con inventiva e ingenio.
Sobreponiéndose al pánico y al desaliento, un grupo bajó al campo base, y continuó más allá, para buscar reservas, mientras que otro, improvisando, salvaba lo que podÃa de los restos: cosieron una nueva tienda con lonas, y de alguna manera encontraron la forma de arreglárselas y continuar.
Perseverancia
Cuando se encontraron con que la ruta estaba bloqueada por la devastación de un terremoto, perseveraron: a pesar de las fuertes tormentas y las apabullantes dimensiones a las que se enfrentaban, comenzaron a tallar peldaño a peldaño escalones a lo largo de casi 5km de caos de hielo.
En ese momento de su aventura, simplemente no habÃa otra forma de continuar si no era asÃ.
Diversidad
La composición del equipo probó que la diversidad funciona.
Hudson Stuck era un Archidiácono episcopaliano, nacido en Inglaterra, que habÃa pasado un tiempo en Tejas como profesor y cowboy.
Harry Karstens habÃa sido buscador de oro, correo y un legendario hombre del aire libre que, con el tiempo, se convirtió en el primer superintendente del Parque Nacional del Monte McKinley.
Robert Tatum era un voluntario de Tennessee caracterizado por su fuerte carácter.
Y el cuarto, Walter Harper, era un joven Nativo de Alaska cuya fortaleza y relación con el entorno resultó ser fundamental para la supervivencia y éxito del grupo.
Respeto
Fundamentalmente, este grupo podrÃa enseñarnos algo sobre respeto.
El dÃa de cima, el colÃder de la expedición, Harry Karstens, decidió permitir a Walter Harper, Nativo de Alaska, ser el primero. Posición que, por cierto, habÃa desempeñado admirablemente durante la expedición.
AsÃ, ahora, la historia dice que el primero en pisar la cima del monte McKinley fue un Nativo de Alaska de 21 años.
Dos dÃas después de pisar la cumbre, todos estaban de vuelta en el campo base, en donde un leal asistente, John Fredson, habÃa permanecido cuidando el campo solo durante semanas, mucho más de lo que nadie esperaba, sin poder cruzar una palabra con nadie.
El 20 de junio, su logro fue sellado cuando se envió un cable a los periódicos en Seattle y Fairbanks. Años después, los montañeros admitieron que este viaje cambió sus vidas.
¿Y tú: qué es lo que puedes aprender ahora de esta experiencia?
