“El 17 de mayo, sobre la 1pm, David Göttler y yo alcanzamos la cima del Nuptse; un antiguo sueño se hacía realidad.”
En este momento, es difícil encontrar dos montañas tan diferentes y a la vez tan cercanas como el Everest y el Nuptse. Comparten ruta hasta el campo 2; a partir de ahí, el Nuptse se convierte en una montaña vacía y técnica, en donde el estilo alpino es la norma, mientras que los cientos de montañeros que hasta allí han ascendido desvían su camino, en fila india y atados a la cuerda fija, hacia el Collado Sur que lleva al techo del mundo.
La idea original de Gerlinde era realizar la primera travesía de la arista este del Nuptse: 3 kilómetros y medio de ascensión alpina nunca antes conseguida. Pero las condiciones este año han sido penosas, y tuvieron que abandonar el proyecto. Por un lado Ralf Dujmovits dirigió sus pasos hacia el intento del Everest sin oxígeno; por otro, Gerlinde Kaltenbrunner y David Göttler decidieron atacar la vía Scott, en la norte del Nuptse.
“Esperamos a que llegara el buen tiempo para empezar nuestro segundo ataque a cima. Finalmente, el 14 de mayo David y yo subimos al campo 2, y al día siguiente llegamos a la base del Pilar. La idea era hacer cima el 16, pero hablamos con Ralf y nos dijo que el 17 habría menos viento y estaría el tiempo más estable.”
Comenzó la ascensión: “la parte baja del Pilar es muy expuesta y estaba cubierta de hielo azul. La escalada demandaba toda nuestra atención. Íbamos encordados y metíamos un tornillo de hielo cada 20 metros, más o menos. Subíamos de forma segura y rápida. Tras alcanzar la zona final del Pilar (un tercio de la escalada aproximadamente), decidimos buscar un lugar para vivaquear. Cavamos y trabajamos duro hasta que nuestra pequeña tienda quedó instalada en una diminuta plataforma. Plantada allí sola, parecía un nido de águilas."
Uno de los hándicaps del estilo alpino es que tienes que cargar con todo: “después de la larga y exigente escalada nos sentíamos muy cansados. Las mochilas muy pesadas, asegurando continuamente, la concentración...”
A la mañana siguiente continuó la escalada: “En el momento en el que el sol tocó nuestra tienda, a las 6:15am, comenzamos con temperaturas muy frías. Encordados buscamos la mejor línea entre rocas, nieve y hielo. Abrir la ruta nos ralentizaba y tirábamos a turnos. Y entonces, mi mantra ocupó mi mente otra vez: “tengo fuerza, energía, éxito. Estoy sana y agradecida.” Siguió en mi mente hasta la cima."
Según ascendían, todo se volvía sobrecogedor. No en vano esta montaña es el mejor mirador sobre el Everest y el Lhotse: “mirar hacia abajo te dejaba sin aliento. Desde nuestro vivac podíamos ver el campo base, el campo III, toda la pared del Lhotse, ¡incluso el altiplano tibetano!"
Hasta que llegó la cumbre: “oí un grito de alegría, y supe que era la cima. Escalé rápido, y durante los metros finales ya sentía una miriada de sensaciones: felicidad, agradecimiento y alegría recorrían mi cuerpo. 16 años después de que Ralf y Axel Schlönvogt escalaran esta vía y pisaran esta cumbre, David y yo nos sentíamos bienaventurados por estar allí y disfrutar de las vistas en un día perfecto y sin viento. Esta cumbre sólo tiene 17 ascensiones, mientras que cientos de personas suben en fila hacia la cima del Everest. Desde aquí la vista es completamente diferente a la que puede verse desde el Everest y el Lhotse, aunque las 3 montañas estén pegadas."
El descenso fue largo y demandante: “no podíamos permitirnos ningún error y demandaba la máxima concentración....al llegar al vivac, estábamos cansados y helados, así que decidimos pasar otra noche allí...a la mañana siguiente destrepamos y rapelamos hasta el pie del Pilar. Y nos sentimos felices de llegar al campo II para comer. Ralf nos había estado esperando allí, y yo albergaba la secreta esperanza de que todavía estuviera en el campo. Acababa de regresar del collado sur, en su plan de intentar el Everest sin oxígeno. Cargado con todo su equipo, había alcanzado el collado el día de antes; sin embargo, por la mañana sintió que estaba débil para intentar esa prueba. Mientras escalaba el Nuptse, realmente estaba preocupada por si no había curado del todo su sinusitis, pero también esperaba, y de hecho estaba convencida, de que tomaría la decisión correcta, como siempre.”
Y ya juntos, descendieron al campo base los 3: “David, Ralf y yo nos sentamos en el campo base, sintiéndonos cansados, pero también felices por los indescriptibles y hermosos días que acabábamos de experimentar. Acompañados por un plato de patatas nos contábamos historias y nos sentíamos muy felices...¡¡la vida es tan bonita!!"
Gerlinde finaliza con un deseo para todos: “Me gustaría desearos a todos un gran verano. Que tengáis salud y que viváis vuestros sueños tanto como podáis.”
Página web de Gerlinde Kaltenbrunner: www.gerlinde-kaltenbrunner.at


