Alberto Zerain y Juan Carlos Txingu Arrieta han transmitido hoy desde el Campo Base las últimas noticias de la expedición NANGA PARBAT-ARISTA MAZENO. Ambos mantienen alta la moral, a pesar de los numerosos contratiempos a los que se ha visto sometida su aclimatación para conquistar la novena montaña más alta del mundo por una vía novedosa e inexplorada: junto a una afección estomacal en el caso de Arrieta, el mal tiempo y la gran cantidad de nieve y hielo acumulados en una vía muy peligrosa les han impedido aclimatarse de acuerdo a lo planeado. Y a todo ello se ha unido el terremoto de 4,2 grados que el martes afectó a Pakistán, y que se hizo sentir en el Campamento Base, con el consiguiente peligro de avalanchas.
Para Albero Zerain, “lo más positivo de lo realizado hasta la fecha ha sido la posibilidad de explorar una nueva vía a la cumbre, en la segunda salida de aclimatación, en compañía del argentino Leonardo Proverbio. Con un equipo muy ligero que no es el más apropiado para una ruta tan vertical, y con abundante hielo quebradizo y muy peligroso, creo que representa un auténtico triunfo abrir una nueva ruta, teniendo en cuenta además las malas condiciones climatológicas”.
De cara a los próximos días, Alberto señala que “en un día en el que no ha parado de llover sobre el Campo Base, estamos a la espera del buen tiempo, de una ventana de tres o cuatro días que no hemos tenido desde el día en que llegamos aquí”. Si la meteorología es propicia, los planes más inmediatos son “ascender el Naga Parbat por la Ruta Kinshofer, cosa que no va a resultar fácil porque el mal tiempo no nos ha permitido aclimatar como habíamos planeado”. Si se consigue el objetivo, añade Zerain, “habrá que ver cómo asimilamos el esfuerzo, descansar… y como siempre esperar a ver qué oportunidades nos ofrece la montaña, que es siempre la que manda”.
Por su parte, Txingu Arrieta explica que ya se encuentra totalmente recuperado de una indisposición estomacal que afectó a miembros de varias expediciones cuando el Campo Base aún albergaba a partidas montañeras procedentes de Rusia y Austria: “Ahora ya estamos solos los Tres Mosqueteros, Alberto, Cuny y yo”. Txingu ha participado en la primera de las dos rutas de aclimatación, mientras que ha aprovechado la segunda para explorar en terreno y alcanzar un pico de 6.200 metros de altitud. Todo ello le da pie a describir el terreno como muy dificultoso: “No sé si otros años habrá estado así, pero realmente está muy mal, con muchos seraks y rimayas, lo que hace complicado encontrar una línea segura de ascenso”.
La guinda a estas malas condiciones la puso el terremoto que afectó a la zona a última hora de la noche del martes, de 4,2 grados en la escala de Richter: “No es que haya sido especialmente fuerte, pero en el Campo Base se movía todo, y ha provocado avalanchas en la montaña por la gran cantidad de nieve acumulada”. A pesar de todo, Txingu se muestra, al igual que Alberto, “bien de moral, seguimos a la espera de que mejoren las condiciones, pero conscientes de que lo que intentemos será si nos deja la montaña”. Al borde de un gigantesco glaciar, en el campamento base, donde no para de llover, escuchan el crujir del hielo y el ruido atronador de los aludes. Arriba, en las alturas, no para de nevar. La montaña, escribió Buhl, se defiende contra nosotros.