Iñaki Ochoa está en marcha otra vez. Tras volver del Dhaulagiri la pasada primavera, hizo públicos sus planes de ascender en la temporada de otoño el Kanchenjunga, en una ascensión alpina junto a sus amigos italianos Nives Meroi y Romano Benet, y al alemán Peter Guggemos. Así que continuó entrenando para ello, pero pronto notó molestias, que en una ascensión al Mont Blanc, en julio, ya podían llamarse dolores.
La lesión era una tendinitis llamada Síndrome de la cintilla iliotibial, y aunque en un principio mejoraba lentamente, el 7 de diciembre tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Hay que destacar que tuvo que pagarse la lesión de su bolsillo, ya que los seguros de la Federación se hicieron los longuis, algo que empieza a ser habitual y que debería ser tomado muy en cuenta a la hora de renovar las contratas. Así lo cuenta Iñaki:
“No tengo nada que agradecer, por otra parte, a los estamentos federativos y a la compañía de seguros, que me han dejado tirado con una hermosa factura de la que hacerme cargo. ¿Cómo es posible que una lesión originada en el monte no esté "cubierta"? Pues han intentado explicármelo con sus palabras, pero no lo entiendo ni lo voy a entender. Sólo la endémica dejadez y pasividad irremediable de unos, la federación, y la infinita inmoralidad de otros, la compañía, explica que te dejen así tras federarte religiosamente durante los últimos 23 años. Los más de cien euros anuales que he dejado en tal menester no volverán a caer en sus sacos, y el año que viene los emplearé en algo más importante o, al menos, en algo donde no me sienta estafado. A la estafa hay que añadir el recochineo, puesto que desde ambas instituciones (¡) me han sugerido (con otras palabras, claro), mentir y decir que la lesión se produjo por un trauma, circunstancia que si está "cubierta". Pues no señores, no me apetece mentir, y menos aún si es por dinero. Como se pueden imaginar, aconsejaré a todo el que quiera escucharme no hacerse miembro de ninguna federación, ni pagar ningún seguro, mientras las cosas sigan así. "No me encuentro satisfecho, y quería que lo sepan", que cantaba Evaristo."
Son palabras duras, pero que deberían hacer reflexionar.
Pero poco a poco Iñaki ha vuelto a estar en forma. Como prueba, hace poco más de un mes, apenas 40 días después de la operación, ya ascendió al Kilimanjaro. Y ahora parte hacia Nepal, una vez más, con el objetivo de la sur del Annapurna en su cabeza. No lleva planes cerrados, y nos informa de que, por si acaso, es muy probable que adquiera también el permiso para el Kanchen, y quizás vaya allí, según evolucionen las cosas. Con esta montaña finalizaría su proyecto de los 14 ochomiles. Algo así siempre deja una sensación de vacío, de “y ahora qué”. Pero no dudamos de que en el caso de alguien de espíritu tan polivalente y multiforme como Iñaki, esto no será un grave problema que le haga quedarse anclado en el pasado.