El alpinista y explorador sueco Janne Corax, del equipo Bestard, se hizo conocido para los lectores de Barrabés cuando informamos de su ascensión a un 6.000 virgen tras 500 kilómetros de aproximación andando. Ahora nos entrega un reportaje en el que, una vez más, cuestiona la ética de muchas de las empresas más “piratas” que organizan expediciones comerciales, y como su búsqueda del dinero fácil y el negocio ha hecho que en las grandes cordilleras del mundo se esté perdiendo el primer valor del alpinista: la ayuda al que está en apuros por encima de cualquier cosa. Sin esa esencia, el alpinismo está tocado de muerte.
Janne ha pasado todo el invierno en Tíbet, ascendiendo picos vírgenes, explorando zonas remotas. El ascenso al Kangzhagri tras 50 días de aproximación, del cual informamos en www.barrabes.com, ha sido una sola de las múltiples actividades que el alpinista sueco ha realizado en el invierno tibetano.
Pero en esta ocasión, el tema del reportaje no está centrado en sus actividades. Janne ha investigado y entrevistado a todos los implicados en los oscuros hechos que acontecieron la pasada temporada en el Muztagh Ata, cuando varios coreanos se quedaron atrapados en malas condiciones en los campos de altura. Y una vez más, las expediciones comerciales tuvieron un comportamiento cuanto menos dudoso. Pero otros alpinistas reaccionaron como se debe. Una buena muestra de lo que es el alpinismo hoy en día: una mezcla entre antiguas éticas y nuevos consumismos:
Informe sobre el Muztagh Ata 2.007. Por Janne Corax:
“El nombre de Muztagh Ata significa “el Padre de las Montañas Nevadas”, en la lengua local. Está situado en el extremo occidental del Kunlun, en la provincia china de Xinjiang. Es un pico hermoso, inmenso, rodeado de verdes pastos y se encuentra al lado de la antigua Ruta de la Seda.
Esta montaña tiene la reputación de ser la forma más sencilla de alcanzar una cima de más de 7.000 metros, y esto atrae anualmente a un gran número de alpinistas procedentes de todo el mundo.
Año tras año, el negocio crece
Cientos y cientos viajan a la “trasera” de China para intentar la ascensión, y no hace falta decirlo, el bagaje y la experiencia de estos alpinistas varía enormemente. Cuando una montaña se hace popular, también sienten su llamada aquellos que huelen el potencial comercial de la misma.
Hay muchos proveedores de ascensiones a este pico, y se puede encontrar una amplia gama de calidades entre ellos. Año tras año el negocio crece a la misma velocidad en que se incrementa el número de los escaladores que intentan el pico.
Algunos de los mejores y más acreditados proveedores están por aquí, pero también hay muchos “piratas” que no tienen ni idea de lo que están haciendo. La combinación de todo esto ha convertido al Muztagh Ata en una de esas montañas comerciales en las que cualquier cosa puede ocurrir. Y en 2.007, la tragedia estalló.
Afortunadamente, un guía ruso de montaña y algunos montañeros imbuidos de la vieja y tradicional visión alpinista estaban por allí. Si no, más personas habrían encontrado el lugar para su descanso eterno en las venteadas laderas del Muztagh Ata.
Stefan Backlund: “Lanzaban notas desde su tienda, en las que ponía: HELP”
Stefan Backlund, un alpinista sueco que ascendía en solitario, recuerda todo aquello:
“Todo comenzó cuando estaba descansando en mi tienda en el campo 1. Una chica coreana vino y me preguntó si había visto a sus amigos, que estaban haciendo un intento a cima. Estaba empezando a preocuparse, porque llevaban fuera más tiempo del previsto.
No había sabido nada de ellos en 72 horas. Más tarde, el mismo día, dos alemanes llegaron al campo 1. Habían cogido una nota tirada por los coreanos, que permanecían en el campo 3 (aproximadamente a 6.900 metros).
Lanzaban pequeñas notas desde su tienda, en las que estaba escrita la palabra “HELP”, y los alemanes también habían recibido una nota escrita en coreano. Un austriaco también los había visto en el campo 3, pero no entendió lo que los coreanos trataban de decirle.”
Compañeros de ascensión: “No sabemos si están vivos o muertos”
“Comencé a preocuparme y traté de hablar con la chica coreana para organizar un equipo y ascender hasta el campo 3 para ver qué es lo que estaba pasando. Por alguna razón, ella dudaba, pero al final el asunto fue comentado a algunos porteadores de altura. Todo se lió porque ellos pedían 100 dólares, además de chaquetas y botas, y una fuerte discusión se desencadenó, rompiendo la negociación.
Pero yo pensaba que todo había acabado bien, y que los porteadores y los coreanos habían llegado a un acuerdo, pero al día siguiente nada había ocurrido. Bajé al campo base para saber si alguien tenía alguna noticia o más información acerca de lo que realmente estaba ocurriendo en la parte alta de la montaña.
Nadie sabía nada importante, nadie manifestó interés en saber más de la situación, y me quedé solo para juntar un grupo de rescate. Traté de involucrar a los miembros de una expedición comercial en la cual yo conocía a la mayoría.
Mis requerimientos fueron contestados con un montón de estúpidos argumentos como: “no sabemos si están vivos o muertos”, o “quizás sus familias quieran que sus cuerpos permanezcan ahí arriba.”
Los coreanos llevan 6 días sin comida ni agua
“Comencé a subir al día siguiente. En un descanso justo por encima de la cascada de hielo, me encontré a Max, un guía de montaña ruso, con su cliente, un americano. Trataban de ayudar a bajar a dos coreanos exhaustos.
Me dijeron que uno había muerto más arriba. En un esfuerzo conjunto con Max, uno de sus clientes, y algunos alpinistas más, conseguimos bajar a los coreanos por la cascada de hielo. Me comentaron que habían estado 6 días sin comida ni agua.”
Maksim: “Saliendo de una tienda enterrada, un hombre andaba hacia nosotros pidiendo ayuda”
Maksim “Max” Bogatirev, guía de montaña profesional y miembro del equipo de rescate de Maykop, en Rusia, nos cuenta la siguiente historia:
“El 15 de julio, Antony Piva y yo realizamos un intento a cima desde el campo 3. Toda la noche había estado nevando con fuerza, y nuestra tienda había sido totalmente cubierta por la nieve. Todos los demás se habían bajado al campo base, pero nosotros decidimos intentar la cima. Nuestro campamento estaba a 6.700 metros.
Salimos a las 6 de la mañana. La nieve tenía un metro de profundidad. En 10 minutos apenas conseguimos andar 20 metros. Vimos tiendas a 6.900 metros. Estaban enterradas bajo la nieve. Un hombre salió andando, y nos pidió ayuda.”
Nadie ofreció ayuda, excepto un chino y un sueco
“2 de sus amigos permanecían en la tienda de al lado. Ambos estaban inconscientes. Tuvimos que bajarles muy rápido. Colocamos al más enfermo en un saco de dormir, encima de una esterilla, y lo aseguramos con cuerdas.
El hombre que nos había pedido ayuda me hizo prometer que volveríamos a buscarle a él y a su amigo.
Comenzamos a descender al montañero coreano. Le dejamos en el campo 2, a 5.400 metros, y volvimos a por una segunda persona, y posteriormente, con el mismo procedimiento, a por la tercera. Fue más fácil que con el primero, porque habíamos hecho huella en la nieve.
Nadie nos ayudó hasta el campo 2. Dos alpinistas chinos nos echaron una mano desde el campo 6.000.
Vimos la tienda de Stefan en la parte alta de la cascada. Echó un vistazo y gritó: “¿puedo ayudaros?”. Fue horroroso: nadie hasta ese momento nos había querido ayudar. Nos echo una mano para descender por la cascada a la persona más enferma.
Llegué al campo base a medianoche. Anthony a las 2 de la mañana. Llevaba botas de esquí, y fue difícil para él descender. Cuando les conté a mis amigos Otto, Andreas y John que Anthony estaba en una situación difícil, no dudaron en salir con zapatos de trekking a buscarle en mitad de la noche.”
Cronología de hechos de Max
A continuación, lo que Max sabe acerca de la cronología de los hechos acontecidos antes de la operación de rescate:
“El día 10 de julio, 4 alpinistas coreanos salieron para cima desde el campo 3. 2 se encontraron mal y se volvieron a la tienda. Los otros dos alcanzaron la cima. En el descenso uno de ellos se perdió y desapareció. Al día siguiente, los 3 que quedaban decidieron salir a buscarle, pero el tiempo era muy malo, y se fue deteriorando los días posteriores.
Los escaladores estaban atrapados en el campo 3. Cuando los encontramos, habían estado sin comida ni agua durante 6 días. 2 se encontraban inconscientes.
Algunos días más tarde, encontré el cuerpo del cuarto coreano en la zona alta de la montaña.”
Janne: La esencia del dinero rápido
Toda la montaña estaba llena de alpinistas, pero Max dice que fue muy difícil conseguir ayuda de nadie. Preguntó a unos polacos, pero la respuesta fue que no podían, “porque no tenían fuerza”.
El veterano del Muztagh Ata Sasha Nishikin estaba en el campo base, y cuando se enteró de la situación, guió a su grupo de 10 australianos hacia arriba para ayudar. Este grupo fue el que bajó al último coreano del campo 1 al base. El segundo de ellos había sido ayudado a descender por algunos suecos.
Una de las últimas frases del correo que me envió Maks es (literalmente): “Los alpinistas rusos jamás abandonan a sus camaradas que están muriendo. Es una regla.”
Si esta fuera la regla para más alpinistas, jefes de expedición, porteadores, y de cualquier persona en la montaña, tendríamos una situación muy diferente en las montañas del mundo. Desafortunadamente, no es el caso hoy en día. Hay muchos ejemplos, los más conocidos tienen lugar en el Everest.
En las “montañas comerciales” hay mucho más que el simple espíritu del montañismo. Como hay un montón de alpinistas sin la necesaria experiencia que quieren ascender los picos más altos, los proveedores tienen una gran responsabilidad. Muchos son serios acerca de este tema y hacen un buen trabajo, pero hay muchos otros que sólo huelen la esencia del dinero rápido.
Una cabra viva tuvo que llevada hasta el campo base para ser sacrificada
El Muztagh Ata no es una excepción. Los ejemplos más significativos de la pasada temporada sean, probablemente, estos dos:
La empresa Scandinavian Ascents, notoriamente mala en planificación y con la filosofía de ascender todos los picos en estilo alpino –lo que por supuesto, es fantástico-, realiza sus expediciones con clientes que son admitidos sin exigir ninguna experiencia previa en montaña.
En el verano de 2.007, su planificación marcó un nuevo registro negativo que será difícil de superar: se quedaron totalmente sin comida, y tuvieron que subirles una cabra viva para que la sacrificaran en el campo base.
La empresa Seman Travel Service, que habitualmente tiene problemas para organizar un tour de 3 días al desierto de Taklamakan, también quiso entrar en el negocio este año. Una tarde, el gerente de la compañía se me acercó y me preguntó: “Mis clientes para el Muztagh Ata llegan esta noche ¿Sabes qué tipo de tiendas necesitarán en la montaña?”
Fuente: Janne Corax, www.mounteverest.net
Fotos: Maks Bogatirev