Blog

Los mallorquines Tomeu Rubí y Pep Roig,1ª en alpino a la SE del Dolma Kang, 6.332m

Los mallorquines Tomeu Rubí y Pep Roig realizarn la que, posiblemente, es la 1ª escalada en estilo alpino de la cara sureste de Dolma Kang 6332m, Rolwaling, Nepal.

Tomeu Rubí y Pep Roig, 1ª en alpino al Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí-Pep Roig
Tomeu Rubí y Pep Roig, 1ª en alpino al Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí-Pep Roig
Tomeu Rubí y Pep Roig han realizado la que probablemente sea primera escalada en estilo alpino a la cara sureste del Dolma Kang, montaña de 6.332m situada en el Rolwaling nepalés, anteriormente conocida como Tseringma, que puede considerarse como una cumbre secundaria del Gaurisankar (7.146m), segunda mayor altitud del Rolwaling.
Tomeu Rubí y Pep Roig, 1ª en alpino al Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí-Pep Roig
Tomeu Rubí y Pep Roig, 1ª en alpino al Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí-Pep Roig
Encontraron unas plataformas para tiendas y una tablilla que decía 2017. Posteriormente han sabido que esta expedición, de la que no se sabía nada, ni siquiera en el pueblo, no hizo cima. Con respecto a las cuerdas abandonadas que encontraron, probablemente sean de las dos expediciones (australiana y japonesa) que lo intentaron en 1980. Las cuerdas, el material y las crónicas indican que no fueron expediciones ligeras.

“Nuestra intención era subir alguna ruta nueva o poco escalada, en una cara virgen o con pocas rutas, y en estilo alpino”, nos comenta el mallorquín Tomeu Rubí. “El proceso de aclimatación lo aprovechamos para visitar algunos valles al este de Na, en busca de un objetivo. No fue fácil: son muchos los condicionantes que impone el gobierno de Nepal a la hora de expedir permisos en las montañas del valle. Al final, había tantas limitaciones que optamos por ir hacia el noroeste. No queríamos obrar fuera de la ley y tener problemas en caso de accidente”.

Allí se encontraron con dos picos que podían encajarles: el Beding (6.126m) y el Dolma Kang (6.332m). Y hacia el segundo, en concreto hacia su pared sureste, se encaminaron el 30 de abril. “La ruta tiene algunos tramos complicados que hace que no sea una aproximación. A 4900m, entre la niebla y la nieve, pudimos ver unas plataformas para tienda, y en una tabla de madera perdida que encontramos se intuía una inscripción que hablaba de alguna expedición de 2017.

Lo que no pudimos ver fue la pared, debido a la niebla”.

La niebla les acompañó en bastantes momentos durante la actividad. Foto: Tomeu Rubí, Pep Roig
La niebla les acompañó en bastantes momentos durante la actividad. Foto: Tomeu Rubí, Pep Roig
De vuelta a Beding, nadie les supo informar sobre la expedición de 2017. Así que, tras recuperar material que necesitaban del pueblo de Na, el 3 de mayo se aferraron a una buena previsión meteorológica y vuelven a recorrer los 1.200m de desnivel hasta las plataformas. “Ese día sí que pudimos ver la pared y, la verdad, nos resultó extraño que nadie la hubiera subido o probado antes”, confiesa Tomeu Rubí.
Primeros largos en la Cascada. Foto: Tomeu Rubí-Pep Roig
Primeros largos en la Cascada. Foto: Tomeu Rubí-Pep Roig
A las 3:30 del 4 de mayo arrancan hacia la montaña. 1.000m de desnivel después, a través de un corredor de unos 60º-65º con nieve en no muy buen estado, resaltes de hielo podrido y 300 últimos metros en mixto difícil de proteger, montan su tienda en una repisa costosamente tallada en el hielo. Repisa que no fue suficiente para acoplar el espacio habilitado, pero que, apretados, les permitió superar la noche.
Saliendo del primer vivac. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig
Saliendo del primer vivac. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig
Sin apenas dormir -”parece que no andamos tan aclimatados como creíamos”- se levantan a las 4:00am para continuar por un terreno que prometo ser bastante parecido al mixto con el que despidieron la jornada anterior pero que, al final, resultó más técnico y costoso. Y entonces vieron los restos:

“Mientras aseguraba a Pep, en una de las muchas reuniones que hicimos, vi a mi derecha unas cuerdas que ascendían por un espolón hacia el que nos dirigíamos. Al final se disipa la duda: no somos los primeros que pasamos por aquí. ¡Qué lástima encontrar tanta cuerda y material abandonado!”.

Hacia la arista en el Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig
Hacia la arista en el Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig
Este hallazgo confirmaba que no eran los primeros en la pared -algo que ya habían intuido-, pero también les indicaba que, probablemente, sí que eran los primeros en entrar en alpino en ella. Quienes les precedieron no solo habían tirado cuerda y material, sino que lo habían abandonado en la montaña.

Por fin, a las 12:00, llegaron a cima. “No tuvimos tiempo de saborearla. Las nubes ya nos envolvían y había que encontrar una ruta de bajada. La comenzamos por un glaciar repleto de grietas y seracs. Aprovechamos los momentos en los que las nubes deciden separarse lo suficiente para fijar mentalmente un punto y navegar hacia él”.

Varias veces tuvieron que esperar porque no sabían hacia dónde dirigirse. Hasta que llegaron a un arista que habían fijado como punto de referencia desde la cual ya no tenían que preocuparse por meterse en un callejón sin salida. “La idea era llegar ese mismo día hasta las plataformas en donde habíamos dormido hacia dos noches, pero no podíamos ver más allá de 15 o 20 metros. Así que a las 16:00h, a 5.900m, al ver un lugar en el que podíamos montar la tienda sin mucho esfuerzo, decidimos parar”.

Último rápel en el descenso del Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig
Último rápel en el descenso del Dolma Kang. Foto: Tomeu Rubí y Pep Roig
La mañana siguiente amaneció, por fin, sin nubes, y pudieron completar el descenso. Eso sí: no sin antes realizar algunos rápeles y destrepes complicados que requirieron de toda su atención. Optaron por regresar hasta el pueblo y ese mismo día, aunque mucho más tarde, con pocas energías ya, estaban de vuelta en Beding.

Deja tu comentario

Sé el primero en comentar este artículo.