
“Creo firmemente que gran parte de la vida sucede como resultado de las decisiones que tomamos. En nuestra expedición hemos tomado dos desde el principio: usar un estilo alpino muy ligero con un equipo de dos, sin cuerdas fijas ni campamentos fijos, fue una, y otra fue que no pasaríamos todo el invierno en el campo base sentados esperando”, comenta David Göttler.
Y, fieles a esta segunda decisión, ha llegado el momento de tomar una tercera: “Damos por finalizada nuestra expedición ahora. No es una decisión fácil, pero la hemos meditado cuidadosamente y hemos sondeado nuestras emociones antes de tomarla”, continúa Göttler. “El Jet Stream está demasiado cómodamente instalado justo encima de la cumbre del Nanga Parbat, y hemos optado por no correr el riesgo de una espera sin fin sentados pasando frío sin vislumbre de oportunidad”.
El estilo alpino es así: aporta grandes satisfacciones, pero la recompensa en términos de cima es dudosa. Por suerte, la montaña ofrece muchos más premios y satisfacciones que la mera cumbre, algo que tienen muy claro ambos alpinistas: “Estoy feliz con lo que aprendido y con el tiempo que he pasado aquí”, afirma Göttler. Barmasse, por su parte, comenta: “Nunca me he arrepentido de ninguna experiencia y, por supuesto, no me arrepiento de ésta. Con David, en los pocos días buenos, hemos escalado más de media pared con una mochila de poco más de 10 kilos y nos sentimos bien, más de lo que esperaba. Por supuesto, hace frío -es invierno-, hay mucha nieve, pero la escalada, gracias a ello, es aún más fascinante, hermosa y cautivadora”.
Y es que ambos son dos grandes defensores del estilo alpino, limpio y ligero: “Un estilo que respeta las montañas y, por ende, al hombre. Para mi, el montañismo es y siempre será esto: exploración y aventura”, finaliza Barmasse.