
Es el caso de la expedición andaluza al Nanga Parbat del Club Alpino Ama Dablam. Después de 23 días de expedición en la montaña, apenas ha dejado de nevar. Por lo que lo único que han podido hacer es abrir huella una y otra vez al campo 1, con alguna pequeña incursión desde él para explorar lo que se van a encontrar por encima. Hay que recordar que están solos, y buscando una nueva forma de superar la parte baja de la montaña, por la peligrosidad que, con el aumento de temperaturas de los últimos años, ofrece la ruta Kinshofer debido a caídas de piedras y avalanchas.
En este momento solo quedan dos alpinistas en la montaña: Lolo González y Sergio Carrascoso, que tienen que realizar todo el trabajo. Han permanecido 6 largos días en el campo base soportando fuertes precipitaciones que han dejado la montaña cargada de nieve. Ayer fue el primer día soleado, pero debieron permanecer en sus tiendas presenciando las numerosas avalanchas que se han producido. ”La más impresionante se ha iniciado a escasos 300 metros de la cima y ha recorrido toda la pared”, afirma Lolo. Ambos escaladores coincidieron en la necesidad de esperar este día de seguridad, ante el riesgo de avalanchas existente, antes de reiniciar el trabajo en la montaña.
Los escaladores lamentan la escasa progresión en altitud tras 3 semanas en la montaña, condicionada por las adversidades climatológicas. Reconocen que parece que lleven esos días subiendo y bajando de paseo por el Khumbu, sin lograr nada positivo. También son conscientes de la falta de aclimatación que tienen y por eso, afrontan los próximos días con la esperanza de que la meteorología les sea favorable y puedan realizar una buena permanencia en altitud, que les permita mejorar ese aspecto importantísimo, para moverse con seguridad por encima de los 7.500 metros.

Sergio y Lolo, escaladores con experiencia, saben que están en un momento crucial de la expedición y que después de tantos días malos, deben contar con varios factores favorables que les permitan tener alguna oportunidad: que la montaña se descargue de nieve, que haya un periodo de estabilidad, y que consigan una buena adaptación a la altura.
Lolo reconoce que, en sus dieciseis expediciones a ochomiles, jamás había permanecido tantos días en campo base sin llegar a 6.000m. "Viví algo similar cuando ascendimos al Cho Oyu en invierno; tardamos en despegar, pero al final todo salió bien. Además la situación de aislamiento que estamos viviendo Sergio y yo también se asemeja muchísimo a la que vivimos en aquella ocasión. La gran ventaja es que no hace tanto frío".
La expedición, muy ligera, ahora solo con dos miembros, no cuenta con apoyo para abrir ni portear, ni emplea oxígeno suplementario.