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Toni Arbonès: del Delta del Ebro a la cima del Aneto, en bici y a pie, en 23 horas 45 minutos

Toni Arbonès parte del delta del Ebro en bicicleta, y siguiendo el curso de los ríos, llega 23 horas después allí en donde nacen: la cima del Aneto.

Toni Arbonès, este martes en la cima del Aneto. Foto: Toni Arbonès
Toni Arbonès, este martes en la cima del Aneto. Foto: Toni Arbonès

Cuando a alguien le puede la pasión, siempre encuentra la manera de ilusionarse. Y Toni Arbonès (@arbonestoni, podéis seguirle en instagram) es un buen ejemplo de ello.

Uno de los escaladores mas legendarios del país, en activo a sus 53 años, con un historial de mas de 1.000 aperturas y equipaciones en 40 países de todo el mundo, desde Madagascar a China (con 200 vías abiertas), expediciones a Patagonia, Karakorum, Salto del Ángel en Venezuela, pionero de lugares que hoy son referencia internacional, como Siurana (solo allí ha abierto mas de 400 vías), de repente un día tiene la ilusión de subir el Aneto, pero desde donde muere su agua: el Delta del Ebro, muy cerca de donde vive, en el Montsant.

Y lo hace, consiguiendo además llegar en el día. En 23 horas y 45 minutos, en concreto, desde el mar hasta la cima. Cuando nos lo cuenta, su ilusión contagiosa es la de un joven que empieza. Nadie que no lo conociera, escuchándole, imaginaría su currículo e intensa vida. Junto a él, decidimos publicar la actividad y sus detalles.

Este tipo de actividades -por cierto: hace ya una década que Toni empezó a contar que tenía algún proyecto similar en grandes montañas del planeta- han ido poco a poco creciendo, hasta que este año de la pandemia están siendo realizadas por bastantes alpinistas, famosos y no famosos, en Alpes: travesías con bicicleta de 3 semanas de pared a pared, decisión de eliminar todo medio mecánico para trasladarse de montaña a montaña, alternando de esta manera las largas escaladas y permanencia en altura con los no menos largos periodos de ciclismo con el material a cuestas.

No es nada nuevo para Toni. Ya hace años que recorrió el estado Utah en bicicleta, de escalada en escalada. Básicamente, esto es una extensión de su forma de entender la montaña, la escalada, y la vida.

De Riumar, Deltebre, a la cima del Aneto a pie y en bicicleta: 352 kilómetros mas subida a cumbre, 23 horas y 45 minutos

“Mi idea era seguir el curso que sigue el agua: desde la cima del Aneto, descender el Ésera y el Cinca hasta el Ebro, y desde el Ebro hasta el mar. Pero me hacía falta alguien que me subiera a Benasque, era un lío, así que un par de días antes decidí hacerlo al revés". La logística le favorecía, ya que Deltebre está al lado de Siurana, en donde Toni vive desde hace décadas. El lunes 7 de septiembre a las 8 de la mañana, partía de Riumar, y el martes 8 de septiembre, a las 7:45 de la mañana, llegaba a los 3.404m de la cumbre del Aneto.

Toni Arbonès parte de Riumar. Foto: Toni Arbonès
Toni Arbonès parte de Riumar. Foto: Toni Arbonès

En realidad, Toni no tenía intención de realizar la actividad en el día. Mas bien pensaba en dos o tres días, “pero estaba disfrutando mucho, y seguía y seguía...hasta que me di cuenta de que llegaba a Graus. No solo vi que podía acabar en el día, sino que también vi que, si paraba a dormir, al día siguiente iba a estar reventado, y era mejor seguir”, nos comenta Toni entre risas.

“Al principio lo pasé mal, remontaba el Ebro hacia arriba, y me daba el viento fuerte de frente. Mira que es llano, pero no había forma de pasar de 15-20 por hora con la bici”. Dentro de los tramos que mas disfrutó estuvo el que une Riba-roja d'Ebre y Mequinenza. “Aparte de que mis padres descienden de Riba-roja, es lo que yo llamo la zona del silencio: prácticamente no vi a nadie en 2 horas, no pasa nadie, es preciosa, y estás subiendo y bajando unos puertos muy bonitos, siempre al borde del río”.

Olvena fue el último tramo que pasó de día. “Cruzar el congosto con la bici, muy, muy bonito. A partir de ahí...bueno, el Congosto de Ventamillo, con ese viento, y de noche...ya no sabía ni donde estaba, ¡aquello parecía sacado de El Señor de los Anillos! No me cruce con nadie”.

Y siguió hasta Benasque y la Besurta, y allí dejó la bicicleta detrás de un pino y, ya sin la bici, subió al Aneto a pie, a través de la ruta de Aigualluts, haciendo una parada de descanso de 2 horas y media en el comedor de la Renclusa. “Fue precioso porque llegué a la zona alta de cima justo en el momento en el que salía el sol”. Tan solo 23 horas y 45 minutos después de partir del Mediterráneo, y habiendo recorrido todo el largo camino del agua, se encontraba en el punto mas alto de los Pirineos, en lo que quizás sea una de las formas mas íntegras de subir una montaña: partir del punto en el que sus aguas se pierden en el mar, y considerar que ése es el lugar en donde la montaña muere y, por tanto, en donde comienza su ascensión.

Logística y tiempos

Cargó con todo en su bicicleta. Se comió dos bocadillos -uno de ellos al llegar a Benasque-, y un plato de pasta en Graus. En tiempos, y según el reloj-computador de la bicicleta, partió a las 8 de la mañana de Riumar, el lugar habitado mas al este del Delta del Ebro, prácticamente en su desembocadura, y llegó a las 7:45 de la mañana del día siguiente a la cumbre del Aneto.

La distancia recorrida en bicicleta fue de 352 kilómetros, 24.8 kilómetros por hora de media, 14 horas y 12 minutos en marcha, 3.625 metros de desnivel positivo, 1.810m de descenso, 15 por ciento pendiente máxima. Más luego, la ascensión al Aneto desde la Besurta.

  • 08:00: Riumar-Amposta-Tortosa
  • 12:00: Riba-roja
  • 14:00: Mequinenza-Fraga-Monzón
  • 19:45: Graus
  • 23:00: Benasque-Besurta
  • 02:20: Renclusa, descanso de 2 horas y media
  • 07:45: Cima del Aneto.

Toni Arbonès

En 1991, Toni Arbonès decidió dejarlo todo e irse a vivir a Siurana. En ese tiempo, el pueblo, de 5 habitantes, estaba tan perdido que no tenía ni carretera de acceso (no la tuvo hasta 1996), y aunque la escalada todavía era una actividad incipiente allí, ya se veía que podía convertirse en el paraíso de la escalada que actualmente es: con mas de 1.500 vías abiertas, es uno de los puntos calientes del octavo y noveno grado en el mundo, y recibe cada año a casi 40.000 escaladores de muchos países. Uno de los grandes responsables de todo esto es Toni, que fue el primer escalador en irse a vivir al Montsant, y en donde regenta el Camping Siurana junto a su familia.

Nada mas llegar, Toni comenzó a equipar y a abrir, y son ya mas de 400 sus aperturas en la zona. No paró ahí: en todo el mundo, en los 40 países en los que ha escalado, son 1.000 las vías que llevan su firma. Desde Anthropocene, un 8a de 470 metros en el Atlas, hasta sus 200 vías equipadas en China, pasando por sus aperturas y encadenamientos en Madagascar, Yosemite, Patagonia, Karakorum...la lista es larga.

Sobre las 200 vías en China, su trabajo como equipador y aperturista es tal que, al ver los escaladores chinos hace una década cómo abría en la cueva de Getu, hablaron con su gobierno. Y el gobierno chino le pidió que ayudara a abrir vías cerca de sus ciudades principales. La cosa no acaba ahí: ahora el Gobierno chino le ha ofrecido trasladarse a China con su familia para crear allí "un nuevo Siurana". Convertir, con su ayuda, una zona de inmensas posibilidades en un lugar de peregrinación para los escaladores de todo el mundo, tal y como, gracias a Toni, ocurre con el Montsant.

La escalada no ha sido la única actividad de montaña en la que ha destacado Toni. Cuando estaba de expedición, o quería relajarse, corría o andaba por la montaña sin un plan preconcebido. Al ver como en su zona comenzaban a organizarse pruebas de trail running, decidió participar. Con notable éxito: al poco tiempo, vencía en ultras como la del Montsant, con 97 kilómetros, e incluso llegó a ser tercero en la CCC de la Ultra Trail del Mont Blanc. Por supuesto, sin dejar nunca la escalada.

Hasta que, hace 6 años, cuando tenía 47, sus rodillas empezaron a resentirse. El médico se lo dejó claro: “qué prefieres: correr, o escalar”. Toni no tuvo ninguna duda: la escalada es su vida.

“Ahora principalmente escalo y abro vías. Corro poco, ni mucho menos entreno y participo como antes, pero algo hago. Por ejemplo, este año participé en una prueba de 60 kilómetros, y terminé bien, pero la verdad es que me quedo muy seco. Así que ahora, además de seguir escalando, le doy a la bici.”

Roca, montaña, a pie o en bicicleta, una cosa está clara: Toni Arbonès nunca pierde la ilusión por lo que hace.

Toni Arbonès, instantes antes de su partida en Riumar, y de su llegada a la cima del Aneto
Toni Arbonès, instantes antes de su partida en Riumar, e instantes después de su llegada a la cima del Aneto

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