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Hace 42 años: 8 de mayo de 1978, Messner y Habeler, 1ª cima del Everest sin oxígeno

Un buen momento para recordar un hito de nuestra historia.

Messner y Habeler, 42 años del Everest sin oxígeno
Messner y Habeler, 42 años del Everest sin oxígeno

El día 8 de mayo de 1978, Reinhold Messner y Peter Habeler conseguían algo que, hasta ese momento, se consideraba imposible físicamente: escalar el monte Everest, hollar su cima a 8.848m de altitud, sin empleo de oxígeno suplementario.

Fue la culminación de un largo camino que ambos recorrieron por las sendas de un alpinismo ético, siempre buscando la forma de probarse de la forma mas limpia posible ante la montaña.

Primero forzaron los límites de la escalada mas allá del sexto grado. Después renegaron de las grandes expediciones pesadas, y llevaron el estilo alpino a los ochomiles. Hasta que un día decidieron romper la última frontera: el límite físico comúnmente aceptado.

Solo tenían dos referencias anteriores: unos sherpas nepaleses que habían llegado a los 8.000m del Collado Sur, y una expedición suiza que, en los años 50, había superado por poco esa cota. A pesar de la falta de pruebas, se aceptaba como verdad científica que el cuerpo humano no podía exponerse por sus propios medios a una altura superior a los 8.500m y sobrevivir.

Pero Messner y Habeler se plantearon lo siguiente: paso a paso, ¿dónde está el límite? Sabían que existía, pero ¿dónde realmente? Pensaron que, si alguien ya había superado los 8.000m, un paso más habría podido dar. Y así sucesivamente. Hasta los 8.848m. Sabían que existía el límite humano, pero sólo eran 600m más ¿Podía ser que el límite estuviera más lejos? Decidieron probar: pensaban que de día, sin mochilas, y sin forzar, yendo despacio, podían conseguirlo.

El día de cumbre las condiciones no fueron las mejores, porque sopló el viento con moderación. Partieron con miedo, esperando una súbita pérdida de fuerzas, un desmayo, que algo ocurriera en cualquier momento. Pero la confianza se abrió paso, y después confesaron que, una vez en camino, paso a paso, se fueron olvidando de los miedos, centrándose en lo que estaban haciendo.

La nieve en mal estado les puso a prueba en el Espolón Hillary. Fueron llevando el límite más allá paso a paso, replanteándose la continuación a cada nueva zancada, en espera de que llegara la definitiva, como si su objetivo no fuera la cumbre, sino el siguiente paso. Hasta que a la 1:15pm ponían sus pies en el techo del mundo. Habían forzado los límites, se habían adentrado en lo desconocido, y otro Terra Incognita desaparecía de los mapas. Nuevas zonas que anteriormente permanecían en blanco aparecieron con nombre en los mapas de los hechos de los humanos.

El montañismo y el himalayismo ya no volverían a ser lo mismo.

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