El catalán realiza una prueba para aclimatar, y consigue llegar en un tiempo impresionante hasta los 8.400m de altitud.
Tras su ascensión al Cho Oyu, Kilian Jornet continúa con la aclimatación en la cara norte del Everest, y desde luego, parece que el proceso va viento en popa: ayer realizó una subida desde el campo base avanzado (6.350m) hasta los 8.400m de altitud, unos 100m por debajo del primer escalón, en algo menos de 6 horas.
Una vez llegado a esa cota, es difícil pensar que la aclimatación pueda ser mejor. Por eso, es posible que en estos momentos Kilian Jornet esté ya meditando sobre el próximo intento de cima, y viendo las condiciones en las que se encuentran las diferentes rutas.
Recordemos que su idea es realizar un ascenso-descenso non-stop, a ser posible en menos de 24 horas. Para ello no partirá desde el campo base, sino desde el último lugar habitado antes de la montaña: el Monasterio de Rongbuk. Este surreal y onírico lamasterio situado a 5.100m de altitud es -casi con toda certeza- el lugar más alto del planeta habitado durante todo el año.
Sus plan era decidir la ruta de ascenso una vez vistas las condiciones. No descartaba el corredor Norton o el Horbein: “Hay muchos factores que están en el aire y que dependerán de como me encuentre en altura y las condiciones que se den durante nuestra expedición. Será allí donde tomaremos las decisiones, pero sabiendo que queremos hacer como lo hemos hecho hasta ahora: ligeros y rápidos. Hay gente que se piensa que es un reto de locos, pero para mí la montaña es un espacio de libertad donde cada uno hace lo que cree que debe hacer. Yo busco ir ligero para poder moverme con rapidez. De esta manera, pasamos menos tiempo en altitud y nuestro cuerpo se fatiga menos, aunque somos conscientes que eso añade un punto de riesgo a la expedición. Sin embargo, poniendo todos los elementos en la balanza, esta es la manera que escogemos y la que intentaremos hacer de nuevo en el Everest”.
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