Un equipo formado por seis alpinistas australianos acaban de volver de la Península Antártica después de haber estado tres semanas realizando numerosas travesías, escaladas y actividades relacionadas con el esquí.
Según los componentes del grupo, el potencial en cuanto a posibles escaladas es enorme, con multitud de desafíos, montañas inexploradas y cumbres vírgenes, confirmando así los comentarios hechos previamente por alpinistas que conocían la zona. También informaron acerca de las dificultades que habría en caso de rescate, ya que, si un miembro de la expedición resultara herido de gravedad y fuera necesaria su inmovilización, un helicóptero o bien un grupo cercano de alpinistas sería imprescindible, y eso, hoy por hoy, son circunstancias imposibles de darse.
Los alpinistas intentaron el primer ascenso al Monte Zeppelin, una montaña de 1.265 metros situada en la costa de Tierra de Graham. Lo iniciaron por su lado norte, estableciendo un campo base a tan sólo 500 metros de altura, pero tuvieron que retroceder debido a la gran cantidad de nieve, las avalanchas y la escasa visibilidad. Posteriormente viajaron al sur en el Tookula, su barco de apoyo, cerca de la bahía de Andvoors, donde estuvieron subiendo, en medio de fortísimos vientos una montaña de 1320 metros, esquiando y realizando escaladas. El tercer día de su viaje lo dedicaron a hacer esquí de travesía desde la punta norte de la Isla Weinke hasta la costa este y desde el Glaciar del Trueno hasta Puerto Lockroy. El grupo también dedicó nueve días a esquiar en pequeñas pendientes de Isla Enterprise, Isla Hovgaard, Puerto Neko, Isla Weinke y de la Isla Doume.