Empapado, dolorido y desorientado. Así es como se encuentra el escalador esloveno Tomaz Humar, que está en plena ascensión de la vertiente Rupal del Nanga Parbat, de 8.125 metros, por un nuevo itinerario y en solitario.
Humar está intentando abrir una vía en la cara Rupal del Nanga |
Humar lleva cinco días en la pared y se encuentra a unos 6.400 metros, donde parece haberse bloqueado. Ayer no progresó nada, después de pasar la noche en un vivac que un día antes había encontrado prácticamente por casualidad.
El miércoles fue extenuante para el esloveno, pues después de diez horas de escalada ininterrumpida apenas podía orientarse y no conseguía encontrar una plataforma, por pequeña que fuera, para instalar el vivac. Al final, el suelo cedió bajo sus pies y se encontró con un pequeño agujero en la nieve que le sirvió para descansar.
Ayer, sin embargo, no consiguió encontrar un camino para salir de la zona de la pared en la que se ha internado. Humar calificó la situación de “desesperada”, ya que no quiere arriesgar por las cornisas de nieve y los seracs están recubiertos de un hielo muy quebradizo.
El esloveno tuvo que retirarse hace dos años |
Golpeado
El esloveno ha comprobado todo camino posible para salir de allí, pero no ve otra opción que descender por donde había subido y buscar una forma de evitar el caos en el que se encuentra.
Para colmo de males, cuando el sol alcanzó la pared, se produjo un desprendimiento de rocas que golpearon en un brazo y el cuello del escalador, que se encuentra dolorido pero confiado en que hoy el día traiga mejores resultados.
La vertiente del Rupal en el Nanga Parbat es considerada con sus 4.700 metros la más grande del mundo. El reto, que ya intentó el esloveno sin éxito hace dos años, parece extremadamente complicado. “Podría ser escalada por uno entre mil”, dijo sobre la ruta proyectada el italiano Reinhold Messner, primer vencedor de la pared en 1970.
Fuente: www.humar.com