La directa a la norte del Everest se torció por problemas logísticos. Así lo explicó el líder del primer grupo de la expedición rusa que holló la cima, Pavel Shabaline, que aseguró que ante la falta de material y oxígeno, decidió dar un rodeo para evitar el último bastión rocoso.
Se quedaron sin material suficiente bajo el último bastión |
“Para ser sincero, me quedé anonadado ante la inclinación del cinturón rocoso, su magnitud y su relieve. No parecía tan terrible desde abajo”, confesó Shabaline en la página de Internet de la expedición.
“Nos enfrentábamos otra vez ante un problema de rocas casi verticales, teniendo sólo uno pocos ganchos y tres cuerdas finas de 50 metros. Y era necesario escalar y fijar 100 metros de vía rocosa de dificultad 6 (grado ruso) o A3, con puntos de seguro muy poco confiables en los primeros 20-25 metros”.
El grupo de Shabaline, que también formaban Iliyas Tukhvatullin y Andrey Mariev, era la punta de lanza de la expedición rusa. Después de dos meses de trabajo en la pared, eran los primeros en llegar al último gran obstáculo de la escalada, a 8.600 metros, y el desgaste de todo el equipo era ya patente.
Varios cientos de metros más abajo, el trío había empezado ya a notar la escasez de pertrechos. A 8.300 metros, relató Shabaline, el grupo se encontró con únicamente dos botellas de oxígeno por cabeza. “Fue necesario trabajar y vivir con mucha economía. En parte por eso y en parte por la gran complejidad de la escalada rocosa, yo tuve que trabajar sin oxígeno”.
Trazado de la vía rusa en la norte del Everest |
El resultado fue únicamente 50 metros de cuerda fijados en dos días, y el consumo de gran parte del material, el gas y la comida, además de una bombona de oxígeno por persona. A partir de 8.450 metros, el grupo de Shabaline encontró una parte menos inclinada y progresó sin cuerdas hasta encontrar un lugar de posible paso del último cinturón rocoso.
Sin embargo, “el grupo ‘Siberia’ –que formaban Petr Kuznetsov, Gleb Sokolov y Eugeny Vinogradsky- no pudo fisicamente traer material y cuerdas dinámicas para la continuación del trabajo a 8.600, porque los sherpas se negaron a trabajar y tuvieron que cargar desde abajo todo lo necesario para vivir”.
“En esas circunstancias –aclaró-, tuvimos que tomar la decisión de pasar el cinturón rocoso por la izquierda, desviándonos de la directísima por un recodo de la pared. Esta variante la reconoció Andrey Mariev el segundo día de nuestro trabajo por encima del campo 5”.
Aquel no había sido, sin embargo, el primer desvío que había tomado el equipo ruso. Ya al comienzo de la vía, una zona de placas rocosas cubiertas de nieve había obligado al equipo a desviarse 100 metros hacia la derecha durante diez largos. La derivación fue corregida rápidamente y el trabajo continuó en busca de la vía directa hacia la cumbre.
Finalmente la tarea quedó incompleta, pero las bases para la apertura definitiva de una “directísima” en la norte del Everest ya están puestas.
Fuente: www.russianclimb.com