Todos están pendientes de la meteo en el Karakorum. Como dice Carlos Pauner, ha llegado “la hora de la verdad” para muchos expedicionarios y sólo esperan una pequeña ventana de buen tiempo para atacar las cimas del K2 y los Gasherbrum.
La expedición de “Al Filo de lo Imposible” ya ha instalado el Campo III y se encuentra a la espera de un buen parte del tiempo para realizar el asalto definitivo a la cumbre del K2. Todo marcha según lo previsto, y la próxima vez que se aventuren en la montaña será para ir a la cumbre.
El G-IV es el primer objetivo de Iñurrategui |
“A partir de mediados de semana será el momento de empezar a comprobar los partes día a día, y en cuanto den cuatro o cinco días de estabilidad, para arriba”, adelantó al correodigital.com Juanito Oiarzábal, que busca su vigésimo primer ochomil.
Una vez en la montaña, el escalador alavés sólo espera encontrar a los “socios” adecuados para superar el tramo que va desde el Campo 4 hasta la cima. Las otras dos grandes expediciones, la comercial de Kary Kobler y la italiana conmemorativa del 50 aniversario de la primera ascensión, parecen las más indicadas.
“Por lo visto hasta ahora, somos pocos los que vamos a llegar ahí arriba en condiciones”, aseguró.
Al igual que en el K2, en el Base de los Gasherbrum los nervios ante el inminente ataque a cima ya se hacen notar. “Tras unos días de descanso en el campo base, ya somos esclavos de nuevo de la predicción meteorológica”, escribió en su página de Internet Carlos Pauner, que quiere ascender el G-I.
Pauner sólo espera ya una ventana de buen tiempo |
“Hemos instalado la mitad de la montaña y tenemos allá arriba todo el equipamiento necesario para continuar. La aclimatación, suficiente, tras un mes de vida por encima de los 5.000 metros y dos noches trabajando y durmiendo en altura, sobre los 6.500. Así que ya basta de estrategias y paños calientes. Hay que atacar cima ya, en cuanto se pueda”.
Pauner, que el año pasado estuvo a punto de morir en el Kanchenjunga, de donde regresó tras tres días perdido en la montaña, pretende también escalar el Gasherbrum II, si la ascensión del primero le deja tiempo suficiente para intentar el segundo.
También tienen objetivo doble Alberto Iñurrategui, Jon Beloki y José Carlos Tamayo, que quieren hacerse con el G-III y el G-IV, dos montañas que no llegan por metros a los 8.000, pero cuya dificultad técnica las pone a la altura de los más complicados retos.
De momento, los tres alpinistas llevan más retraso que las expediciones que pretenden ascender las montañas clásicas, ya que no cuentan con la ayuda de nadie a la hora del equipamiento de la vía y de abrir huella sobre la nieve.
“Lo que más nos preocupa es perder la huella abierta con tanto trabajo, y en la que sabemos no tendremos ayuda. Lo que parece claro es que tendremos que extender nuestra permanencia en el CB para poder tener opciones de escalar la montaña, y ya vamos haciendo cuentas para retrasar el billete de vuelta hasta donde nos sea posible”.