Carlos Pauner quiere arriesgar. El montañero aragonés piensa aprovechar la ventana de buen tiempo, que durará hasta el fin de semana, para lanzar un ataque relámpago al G-I, pese a no haber cumplido aún los pasos lógicos de aclimatación. Mientras tanto, en el K2, todo marcha según lo previsto.
El escalador aragonés quiere recuperar el tiempo perdido |
“Vamos a trabajar duro y con decisión”, señaló Pauner, que comparó su arrebato con la campaña de Escipión durante las guerras púnicas, entre romanos y cartagineses. “Al final, una cuestión de estrategia y de sorpresa le dieron una aplastante victoria sobre su adversario cartaginés. De hecho, algo muy parecido hemos planteado en esta salida hacia lo desconocido”.
Pauner, que está embarcado en la conquista de los 14 ochomiles, lleva prácticamente las dos últimas semanas esperando que luzca el sol. El mal tiempo ha dificultado o impedido completamente el trabajo en la montaña, por lo que hasta ahora la expedición sólo había montado el Campo 1, un pobre avance cuando el objetivo es subir dos montañas de más de 8.000 metros, el G-I y el G-II.
“No hemos conseguido dormir en altura todavía y ese necesario estímulo para conseguir la aclimatación adecuada no ha llegado”, relató. “Con este periodo de buen tiempo, la lógica nos impulsaría a subir al Campo 2, montarlo, dormir en él y concluir, tras el consiguiente periodo de descanso en el campo base, la aclimatación. Pero el corazón dicta otra cosa”.
Y eso es intentar la cima en el poco tiempo de tregua que les ha dado el cielo del Karakorum. “Subimos con todo lo necesario para pasar cuatro días en altura e intentar llegar hasta lo más alto. No disponemos, por una cuestión ética de difícil interpretación, de porteadores de altura, por lo que nuestras mochilas para esta ‘campaña africana’ se han hecho enormemente pesadas. Desde luego, en esta ocasión, nuestro ficticio enemigo será tomado por sorpresa, sin duda”.
Miembros del equipo de la Magic Line trabando en la ruta |
K2, según el plan
En el K2, todo discurre según el plan previsto para las expediciones españolas, excepto la de Carlos Soria, que sigue retenida en el Campo Base, pese al buen tiempo, por un problema con los porteadores que les ha dejado sin parte de su equipo de escalada.
El equipo de “Al Filo de lo Imposible” ya ha instalado el Campo 2 y ha regresado al Base para descansar. Juanito Oiarzábal, Edurne Pasabán, Juan Vallejo, Ferrán Latorre y Mikel Zabalza, integrantes de la expedición, se comprometieron a equipar el tramo que discurre entre los dos primeros campamentos y cumplieron con su palabra.
La masificación de la montaña este año, en el que se cumple el 50 aniversario de su primera ascensión, ha obligado a las principales expediciones a ponerse de acuerdo en la distribución del trabajo en la vía normal, el espolón de los Abruzzos, por el que se espera que transiten cerca de 150 alpinistas en los próximos días.
“Nos hemos dado una buena paliza y aun se nota que nos falta algo de aclimatación, sobre todo cuando hemos llegado al Campo 2, pero hemos cumplido con el objetivo y todo marcha según lo previsto. Ahora sólo hace falta que continúe acompañando el tiempo”, explicó Oiarzábal, que si sube a la cima sumará su vigésimo primer ochomil.