Anualmente, miles de escaladores de diversas latitudes se mueven hacia diferentes lugares del planeta, intentando superar retos o abrir nuevas rutas. Pocos conocen que la mayor de las Antillas posee un gran potencial para la práctica de este deporte
Áreas donde están habilitadas rutas de escalada deportiva y donde potencialmente podrían abrirse otras más en el país |
Quiso el azar que me viera inmerso en una aventura no imaginada en esta isla caribeña: la escalada. Siempre que escuché sobre el tema, lo asociaba con Europa, Asia, Norteamérica o los países de altas montañas cubiertas de hielo.
Pero nunca pensé que nuestro país tuviese tanto que ofrecer a quienes, en todas partes del planeta, gustan disfrutar la plenitud de los paisajes, el aire puro, las alturas y la adrenalina en toda su extensión, atados a cuerdas, arneses y disímiles accesorios para la práctica de este deporte.
La historia de la escalada deportiva en Cuba es relativamente reciente. Aislados grupos, pertenecientes a la Sociedad Espeleológica Nacional, habían realizado algunos trabajos con cuerdas en las zonas de Viñales y Escaleras de Jaruco. Incluso, es parte del entrenamiento para este tipo de actividad científica.Pero no fue hasta 1997 que se crearon condiciones para avanzar en la materialización de la práctica de este deporte. En ese año visitó la Isla, Alberto Morales, presidente de la Federación Colombiana de Montañismo, impartió el primer curso sobre escalada deportiva y dejó inaugurada la primera ruta larga en la zona de Viñales, en la occidental Pinar del Río.
El Parque Nacional Valle de Viñales es digno de observar desde cualquier altura. En algunas de sus áreas los campesinos locales siembran la planta del tabaco |
Luego, algunos norteamericanos de prestigio en estas lides, como Skip Harper, Craig Luebben y Armando Menocal, sacaron conclusiones muy sabias: “Si en todo el Caribe había rutas y condiciones para escalar, ¿por qué en la mayor de las Antillas no podrían existir también?”.
Así contactaron con la Sociedad Espeleológica de Cuba —que agrupa a los escaladores de la Isla— y, mediante ella, con un reducido grupo de jóvenes que con interés comenzaban a hacer intentos en esta disciplina. En un breve pero profundo bojeo por nuestro país, corroboraron el gran potencial geográfico que posee para la ascensión de paredes.
Abel cobra cuerda para seguir ascendiendo una de las paredes de La Costanera |
SUBIENDO CON ELLOS
Los escaladores cubanos son jóvenes comunes, estudiantes o trabajadores, que además de reír, amar el béisbol, la lectura, el cine, el teatro, el mar o las discotecas, también aman las rocas con sus grietas, la precisión en cada movimiento, la tensión de llegar hasta una altitud determinada y el disfrute final de dominar la altura con todo un derroche de adrenalina no imaginado por aquel que no se decida a acompañarlos.
Así conocí al joven habanero Aníbal Fernández Cardoso, quien lleva 10 de sus 22 años en la práctica de este deporte. Además de ser presidente y miembro del grupo Lapiaz de la Sociedad Espeleológica de Cuba, es instructor de espeleosocorro y socorro en montaña. Ha sido el primer cubano en graduarse satisfactoriamente en Estados Unidos como guía instructor de escalada en roca en el año 2001, durante un curso que recibiera en el EXUM Mountain Guides, en Jackson, estado de Wyoming. Esta compañía de guías de montaña es la más antigua y con más experiencia de América y su sede está ubicada en el Parque Nacional de Tetons, un equivalente de los Alpes en nuestro continente.