Tras trabajar como guía de altitud en expediciones al Everest y al K2, el alpinista Iñaki Ochoa de Olza ascenderá el Dhaulagiri en solitario y, si las condiciones lo permiten, del tirón.
Intentando el Broad peak, cuando dio por imposible el K2, hace menos de un mes |
Iñaki Ochoa de Olza se va al Dhaulagiri. Lo ha decidido muy deprisa, aún no se lo ha contado a todos sus amigos. Pero vuela hacia Nepal el día cuatro de septiembre. Y se va sólo. La razón de esta expedición solitaria del alpinista Navarro tiene algo de existencial “Después de todo el año trabajando en el Himalaya, quiero comprobar si, escalando para mí mismo, todavía me gusta esto”. El 2002 ha sido un año muy duro para Iñaki Ochoa de Olza. Su trabajo como guía de altura en expediciones comerciales, que podría haber sido un sueño, ha tenido más momentos cercanos, si no a la pesadilla, al menos al purgatorio. “En el Everest tuve un mal jefe. El en K2 tuve mal tiempo. Ser guía de expediciones comerciales a ochomiles no es fácil, se ve uno sometido a una presión constante”. Los complicados clientes, que pagan (y a menudo tienen) muchísimo dinero, la responsabilidad, el riesgo, los intereses de los que han hecho de las expediciones su negocio, la montaña que no entiende de dólares ni de egos, todos esos factores, sumados a las condiciones extremas inevitables en el techo del mundo y del Chogori, han sido una prueba para Iñaki. “Las dos experiencias han sido malas, y ahora me siento como los perros que se meten en el agua y luego se sacuden. Quiero sacudirme de todo aquello y verme otra vez en el Himalaya, pero disfrutando yo, a lo mío”. Como expedicionario o como guía profesional, la del Dhaulagiri será la expedición número 20 de este escalador.
Iñaki Ochoa de Olza, habitual del Everest (aqui, con Oiarzabal en 2000) |
En cuanto a la expedición escogida, estos son los datos: Iñaki viajará compartiendo permiso con una expedición francesa, pero una vez en el Campo Base continuará en solitario. “Creo que no habrá más de seis personas escalando esa montaña, lo que después de la superpoblación del Everest y del K2, será un alivio”. El alpinista seguirá la arista noroeste, considerada la ruta normal de la montaña. “No es técnicamente muy difícil, pero tampoco es una simple cuesta. Hay que ir con cuidado en todo momento”.
Iñaki Ochoa sólo piensa montar un campamento, que instalará a 5.400 (Campo base) o a 6.400. Según ascienda, lo iría moviendo si fuera necesario. Iñaki no plantea la expedición como estilo alpino puro, ya que piensa aclimatar en la misma vía, pero sí planea hacer una ascensión en modalidad “express”: una vez aclimatado y en el caso de que las condiciones de la montaña sean buenas, el alpinista se plantearía subir de un tirón y bajar sin pausa, o forzando un vivac en un momento dado. De momento, afronta el reto con optimismo. “La fuerza no es un problema; estoy muy bien, aclimatado, y aprovechando que el desgaste en el k2, por culpa del tiempo, fue menos de lo que esperaba. Supongo que el tiempo me puede jugar una mala pasada, pero lo asumo”.