El japonés Noguchi lidera una expedición de limpieza en el Collado Sur del Everest, que pretende retirar basura y restos humanos, pero en lo que unos ven una iniciativa solidaria, otros albergan sospechas. He aquí la polémica, y el punto de vista de un visitante asiduo de los ochomiles: Carlos Soria.
EL alpinista japonés Ken Noguchi "limpia" por tercer año |
La expedición ha tenido una amplia cobertura en medios de comunicación de todo el mundo; especialmente de grandes rotativos y televisiones británicas y norteamericanas. Se trata de la iniciativa llevada a cabo por Ken Noguchi, un alpinista japonés relativamente conocido (ascendió las Siete Cumbres y batió record de juventud en la cumbre del Everest), al que acompañan tres alpinistas coreanos, dos georgianos, y más de 20 sherpas.
Los medios de comunicación generalistas destacan que Noguchi pretende limpiar el Collado Sur del Everest, “conocido como el basurero más alto del planeta”. Todos especifican que la expedición recogerá basura y desenterrará los cadáveres que permanecen en la zona, aunque el propio Noguchi afirma que trasladarlos de vuelta sería demasiado complicado debido a la altitud, y que por eso los echarán al interior de las grietas (por desgracia, ese dato es ‘una perla’ para muchos medios de comunicación). Noguchi pretende llevarse de vuelta a Japón y a Corea gran parte de la basura recogida, “para exponerla y que la gente se conciencie del problema”El collado Sur, hace unos años, llegó a convertirse en un lugar francamente desagradable |
Los medios especializados, en cambio, no mencionan tanto el morboso detalle del trajín de restos humanos de un sitio a otro, como otros aspectos, no tan ‘vendibles’, aunque más inquietantes. Por ejemplo, que precisamente las expediciones de Japón y Corea en los ochomiles tienen fama de preocuparse poco por los asuntos de ‘impacto ambiental’, (en ese caso, más que una iniciativa solidaria, parecería una acción de arrepentimiento, pero los expedicionarios no han hecho declaraciones al respecto, claro). O que Noguchi ya realizó expediciones de limpieza en la cara Norte los dos últimos años, y que piensa repetir el año que viene. Al parecer, el alpinista se está especializando en sacarle brillo al techo del mundo. O que expediciones de este tipo ha habido muchas, desde hace unos años, y que tal vez las faldas del Everest ya no estén tan repletas de Basura. La revista online Outdoorsmagic cita a un periodista nepalí que califica a algunas de expediciones como “aficionados a la basura”, porque lo que en realidad persiguen es recaudar tremendas sumas de dinero para irse de expedición. Los de Outdoor también citan al periodista y escritor de montaña británico Ed Douglas, en una polémica declaración: al parecer, la expedición de limpieza del 2001 supuso para Noguchi una financiación por parte de sponsors privados de 430.000 dólares para , después de todo, “limpiar una montaña que ya estaba limpia”. Hay que ver, cómo está el servicio.
La citada web sostiene que el campo base y la ruta de ascenso está ahora mucho mejor que hace unos años, tras decenas de iniciativas para mejorar su estado. En cambio, aseguran que quienes han estado allí encuentran mucha más basura en el camino de aproximación, que recorre el valle del Khumbu desde Luckla, frecuentado por miles de expedicionarios y ‘trekkers’ cada año. Su hipótesis es, entonces, que hablar de cadáveres y grandes alturas vende más (de cara a conseguir buena financiación) que decir que vas a recoger botellas de refrescos y desechos variados de un camino de tierra.Cuerdas fijas recogidas de la cara norte por los japoneses, en el año 2000 |
Evidentemente, cada uno puede formarse su propia opinión del tema, y desde luego no sería justo meter a todas las expediciones en el mismo saco. Sí es posible, en cambio, preguntar a los ‘usuarios’ del collado sur del Everest, y del entorno de todos los ochomiles. Carlos Soria es uno de nuestros himalayistas más activos, y ha estado en el Everest los dos últimos años, ambos por la cara sur. Carlos lo tiene claro:
“No hay tanta basura en el Everest, ya no. Y entre otras cosas, la situación ha mejorado mucho, tanto por la progresiva concienciación de los expedicionarios, como por una iniciativa estupenda que ví allí en el año 2000. Una entidad norteamericana había decidido dar cinco dólares a los sherpas de altura que equipaban los campos de altura y luego regresaban al base con las manos vacías, por cada botella de oxigeno vacía que les llevasen. Para los porteadores aquello significaba muy poco esfuerzo más, y se ganaban un dinero extra. El resultado fue espectacular, y la pena es que no haya cundido el ejemplo. Debería haber algo así en todos los campos base de todos los ochomiles, pero montados por los gobiernos, que hacen pagar a los expedicionarios unas cuotas destinadas, entre otras cosas, a mantener limpia la montaña”.“En cuanto al Collado sur, si es cierto que quedan algunos restos: parte de una tienda, algún objeto, etc... Pero realmente es uno de los pocos sitios sucios de los ochomiles. Y, sí, también hay algún cadáver, pero yo nunca los he visto. Claro que a otros parece que le salen al encuentro, porque hablan de aquello como de un campo de batalla, pero ya sabes que cada persona cuenta las cosas a su manera, y destacan unos aspectos u otros. Yo no los voy buscando, no me desvío de mi camino para ir a verlos, y no me molestan, no me ofende saber que están allí”.“La verdadera intención de este tipo de expediciones a veces no está muy claro; y el problema es que con ello perjudican a otras expediciones o iniciativas que sí actúan de buena fe. Y no sólo están en el Everest. En el 98, de camino al Broad Peak (Pakistán) nos cruzamos con una expedición francesa que transportaba un horno inmenso de acero inoxidable. Venían llenos de pegatinas de patrocinadores y ‘avalados’ por un instituto científico de Lion, con la intención de limpiar la zona y usar el horno para quemar restos. Luego, aseguraban, se llevarían el tremendo horno de vuelta a Francia, o como mucho lo dejarían en Paju, para que los lugareños aprendiesen a reciclar la basura. Bien, pues a la vuelta del Broad me encontré el horno, medio desmontado y rodeado de restos de basura a medio quemar. Los que no estaban eran los franceses. Al año siguiente volví a la zona, y el horno seguía allí. Este verano, de camino hacia el K-2, prometo hacerle fotos, porque espero que volveré a encontrármelo”.Pese a todo, tampoco sería bueno dejarse llevar por la desconfianza y sospechar de todo lo que suene a altruista previo donativo. Hay iniciativas muy positivas, bien intencionadas y llevadas a cabo con eficacia y sentido común (lo cual es aún más importante que las buenas intenciones). Es más, las de Noguchi también deben serlo, a no ser que en un momento dado se demostrase lo contrario. Lo único que se puede recomendar a los patrocinadores en Potencia es que se informen bien del tipo de expedición, de sus intenciones (si sólo van a limpiar, o también quieren hacer cumbre), de la viabilidad y utilidad del proyecto, del papel que desarrollarán los componentes del grupo, y de la absoluta claridad de las fuentes de financiación y del destino de los fondos adquiridos.