
Sobre la carga en las mochilas
La misión básica de una mochila es permitirnos cargar el material necesario.Dependiendo de la actividad, a veces llevaremos grandes mochilas con espacio para lo necesario para travesías de varios días, a veces llevaremos pequeñas mochilas para salidas rápidas, a veces necesitaremos mochilas técnicas con espacio para esquís, piolets, cuerdas, crampones, otras lo justo para correr o andar 2 horas por monte fácil.
Esta misión básica la cumpliría un saco. Pero un requisito fundamental que debe cumplir una mochila es la de influir mínimamente en la actividad: no puede desequilibrarnos, ni molestarnos, y su diseño debe ayudarnos a cargar el peso con el menor esfuerzo posible.
Si preguntáramos a muchas personas practicantes de montaña sobre dónde recae el peso de una mochila, la respuesta mayoritaria sería en los tirantes.
Es un error: entre el 75 y el 85 por ciento de la carga debe recaer en el cinturón. De esta manera se reparte el esfuerzo y el peso por todo el cuerpo.
Las mochilas antiguas eran, simplificando, un saco con tirantes, y cargar el peso en ellas era duro, porque se sostenían sobre los tirantes, que se clavaban. Esto suponía un notable aumento del cansancio, además de la dificultad de realizar actividades técnicas con ellas. Podían provocar algunos desequilibrios que nos ponían en riesgo.
Poco a poco empezaron a ser ergonómicas, con respaldos y cinturones anatómicos, que las han convertido en las verdaderas prolongaciones de nuestro cuerpo que son hoy en día y que, bien reguladas, permiten cargar el peso sobre la cintura y “diluirlo” por todo el cuerpo.

¿Por qué mochilas para mujer?
Cuando los diseños eran planos, la cosa no tenía importancia. Pero según fueron evolucionando hacia la ergonomía y hacia los tirantes, cinturones y respaldos anatómicos, ocurrió que quien no se adaptaba a esa ergonomía tenía problemas.Fue entonces cuando nacieron las tallas en los respaldos de las mochilas, y los modelos adaptados a la fisionomía femenina.
Es lógico: si una mochila tiene que adaptarse muy bien a nuestra anatomía, para que no nos desequilibre y nos permita minimizar la sensación de peso, el esfuerzo, y el cansancio, tendrá que adaptarse a los diferentes tamaños y formas.
Bastante gente tiende a pensar que los modelos de mochila de montaña para mujer solo se diferencian en estética. No es así: como veremos, tienen unas diferencias notables más allá del color y la estética, que en ocasiones ni siquiera se diferencia de los modelos masculinos.
¿Cuáles son las principales diferencias entre una mochila para hombre y una para mujer?
Puesto que buena parte de la carga recae sobre el cinturón lumbar, que tiene que envolver muy bien nuestra anatomía, ahí es en donde encontraremos las mayores diferencias en los modelos de mujer.
- Son más cortas, ya que habitualmente en la anatomía femenina la cadera está situada más alta
- El cinturón está elevado, de manera que en lugar de recaer sobre la cadera lo hace entre esta y la cintura.
- El cinturón es más ancho, para disipar la presión del peso, al recaer sobre una zona más vulnerable (cintura)
- El cinturón está angulado hacia afuera, de arriba a abajo, para apoyarse sobre la curva entre cadera y cintura.
- Los tirantes se desplazan de forma más oblicua, evitando el pecho.
- Las tallas de respaldos son diferentes, como ocurre con cualquier prenda de ropa o calzado.

Con una excepción fundamental: las mochilas y chalecos-mochilas de trail running. Son prácticamente una prenda de ropa con capacidad de carga, y en ellas, más que nunca, es necesaria la adaptación.

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