Su nombre es relativamente poco conocido a la vista de su impresionante trayectoria. Carles Vallés alterna recuerdos de excursiones pirenaicas con aperturas en los Andes o vivacs a ocho mil metros, sin destacar uno sobre otro, como palabras que forman una de las páginas mas destacadas de nuestro alpinismo.
El Makalu, la gran montaña de vallés, que escaló por su mítico Pilar Oeste |
Entretanto, decir que al año siguiente de la primera expedición al Lhotse Shar, fui al K-2. El tiempo fue malo y, aunque llegamos a dormir a 8.200 metros en una cueva, nos fue imposible alcanzar la cumbre. Eso sí, tras descender, se abrió una ventana que nos permitió escalar el Broad Peak; por lo menos, nos llevamos a casa una cumbre de ocho mil metros.
Al año siguiente, en el 89, le tocó al Makalu. Recuerdo que fue una expedición durísima, con un tiempo infernal. No conseguimos cumbre, pero en aquellos días me aprendí de memoria el recorrido del Pilar Oeste. Estaba dispuesto a intentarlo (lo conseguiría en 1991).
El año noventa, como te decía, volví al Lhotse Shar y hicimos cumbre y, en el 91, al Pilar Oeste del Makalu. Aquella temporada hizo un tiempo muy variable, pese a lo cual llegamos a la cima. Podía haber sido una experiencia maravillosa, pero mi compañero murió en el descenso. Yo me quede solo y bajé como pude, muy afectado. Aquello sí que me marco. No me gusta ver las cosas así, pero si tuviera que pensar en el momento en que mi carrera alpinística dio un giro, y las cosas cambiaron, creo que fue en aquella expedición al Makalu. No se si es por casualidad, pero los años siguientes, no fueron tan exitosos como antes ni las grandes expediciones tan seguidas; algo había cambiado.
Entonces, ¿cuál es tu prioridad ahora?
Mi familia, sin duda. Y luego el trabajo, al que me dedico desde hace muchos años.Y, después, en tercer lugar, la montaña.
¿Te gustaría que tus hijos siguieran tus pasos?
Bueno, desde que eran muy pequeños, he tratado de enseñarles la montaña, y hacerles ver todo lo que ha supuesto para mí. Salgo con ellos, les muestro las cosas, les enseño a respetarlas, y espero que las montañas enriquezcan su vida como lo han hecho con la mía. El alpinismo y la escalada son opciones demasiado personales para tratar de imponerlas; deben partir de cada uno.