Incrustada en los Andes, al norte de la ciudad de Lima y muy cerca de la Cordillera Blanca, la Cordillera Huayhuash aguarda por nosotros abrigada en su melancolía.
Un espectáculo envuelto bajo el poncho de pureza que aún se respira al borde de las caprichosas formas de sus caóticos seracs y sus aristas sin recorrer; cimas vírgenes que alcanzan su éxtasis en el Jirishanca Norte, sobre dilatadas tapias que van cobrando sus verdaderas dimensiones conforme progresamos por las laderas que bordean Solterococha camino a la arista residual de la antigua morrena que nos lleva al deleite del campo uno avanzado situado al pie del glaciar, por encima de los 5100 metros. Un balcón inmejorable (salvo por el bombardeo) que disfruta, por el norte, a lo lejos, de la imagen sensacional del Huantzan.
Todas montañas complicadas, raramente escaladas y con muchas posibilidades para nuevas aperturas sobre los seis mil metros de un paisaje envidiable, el ombligo de la Cordillera de los Andes, la Cordillera Huayhuash; hogar del contundente Yerupaja, nuestro destino en aquella primera visita hace casi ya un año y la profunda mezcla de silencio y vacio que surge como la más alta pincelada de la cordillera, la tercera montaña más alta de Perú, o la segunda, si contamos la cumbre sur y la cumbre norte del Huascarán como una sola montaña y aunque esto último resulte irrelevante considerando que lo menos importante del Yerupaja y de las montañas de Perú son la altura que alcanzan, en su caso, cada uno de sus 6634 metros de hielo y roca conspira para dar forma y matiz a una de las montañas más extraordinarias que podamos llegar a ver. Un sueño que sobresale en una sierra maravillosa, compacta e inolvidable, llena de afilados picos que lo alzan en hombros sobre un arrugado mar de quebradas.La suerte y, quizás, la claridad de un Ricardo Cassin que lograba mucho tiempo atrás la primera ascensión al Jirishanca, se nos escabulló entre el mal clima y la salud. Sus huellas, como los pasos recorridos por Bonati en su primera al complicado Rondoy y la preparación de un joven Messner en el Yerupaja antes de intentar con su hermano el Nanga Parbat, permanecen gravados en nuestra devota memoria como las leyendas de pulidos escaladores, renombrados y anónimos, que esculpieron en estas paredes un pasado célebre que aún emociona y anima revivir. Este macizo inspira mucho, demasiado, y a nosotros nos arrastra a regresar para intentarlo de nuevo, para dejar nuevos rastros en las páginas en blanco de una cordillera que exige un Perú a cambio de una recompensa invalorable, escalar en Huayhuash, así de sencillo.
*Adam Kolff compartía el sueño de una Cordillera Huayhuash salvaje por siempre, la ilusión de un paisaje protegido de nosotros mismos, de su propia gente y, sobretodo, del resto de las amenazas económicas que la carcomen. Hoy, su sonrisa desinteresada y su espíritu libre trascienden nuestro recuerdo aventurándose con el suave vuelo del Cóndor por aquellas aristas y paredes que amo tanto como a su gente, la que se cobija y alimenta a su sombra, los pueblos que colmaron su esfuerzo y dedicación, las calles empedradas de sus amigos Basilio y Padilla, la de tantos otros que a diferencia de los anteriores nunca querrán darse por enterados. Esta es otra historia, como lo es el detalle de nuestro intento, nuestro pronto retorno y las miles de vivencias impresas en los pronunciados relieves de una Cordillera que espera que el sueño de Adam se vuelva el de todos. El anhelo de una sierra vertiginosa que aguarda por nosotros, abrigada en su melancolía. *
Datos: -El extraordinario valor paisajístico de la Cordillera Huayhuash debe ser protegido. A lo largo de nuestra visita preocupémonos en conservar este frágil ecosistema de montaña como el real tesoro que es; recordemos que nadie lo hará por nosotros y que de no hacer nada quizás mañana sea demasiado tarde. Nuestra presencia y ejemplo serán un grano de arena vital en la impostergable tarea de evitar que la minería y el turismo irresponsable sigan perturbando Huayhuash. -Para un excelente compañero de viaje, servicios de burros, caballos y posible alojamiento rústico en Pacllón y Jahuacocha, contactar a Rodil Padilla al teléfono comunal de Pacllon 720404. En Llamac contactar a Maximo Basilio. |